Doble cierre de El Confital

En la tarde del sábado, cuando la lluvia dio tregua, un técnico del Ayuntamiento acudió a comprobar el estado de la playa capitalina El Confital. Tras confirmar el desprendimiento de barro y rocas grandes en varios tramos del acceso, tanto en el camino de tierra como el paseo a pie, decidieron cerrar a cal y canto el lugar, que ya tenía bandera roja y advertencias de contaminación del agua y prohibición del baño desde el miércoles. Así que el litoral tiene doble cierre: por infección de sus aguas y por riesgo de aludes. Como ayer fue día festivo, será hoy cuando los técnicos den la última hora del estado del agua.

Aunque ayer el día no estuvo de playa, los fieles confitaleros se acercaron a la entrada para, instantes después, darse la vuelta y cambiar sus planes. Una patrulla de la Policía Local cortaba el acceso e informaba a los usuarios de los peligros por desprendimientos que existen desde que cayera la tromba de agua. «Ni por el caminillo se puede ir porque en la zona donde no hay malla se han caído piedras grandes», dijo un agente a varios usuarios.

Los únicos que pisaron El Confital fueron los senderistas y ciclistas que accedieron a la playa desde Las Coloradas. «Hay algunas piedras por el camino pero todo bien. No, no me bañé», dijo un extranjero que salía precisamente por la entrada prohibida. Las vistas al litoral no reflejaban su belleza natural: se podía observar una gran mancha marrón en el agua que se acentuaba en la orilla debido a la tierra caída al mar desde las laderas.

«El sábado vine a ver correr la barranquera y ya la habían cerrado», dijo el vecino Martín Vera. En cuanto a la infección bacteriana del agua, la novedad si la hay se conocerá hoy a través de la Concejalía de Mar del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que fue avisada la semana pasada por Salud Pública del gobierno regional de la presencia de 440 microgramos de enterococos por cada cien mililitros de agua y que luego aumentó a 570 por cada cien.

La búsqueda del origen de la contaminación del agua no desemboca conclusiones todavía y parece que va camino de no resolverse, como ya ocurrió el verano pasado. El vertido se disolvió pero nunca se supo su origen. La Policía Local, operarios de Aguas y Ciudad de Mar y Bomberos rastrearon la galería de Los Nidillos y buscaron posibles pozos negros ilegales en la zona de las antiguas chabolas. Por ahora nada. En La Isleta los vecinos dicen que no hay ningún colector que llegue a la playa, que la Casa Roja -la vieja estación de bombeo de agua de mar- y su torreón no funcionan desde hace muchos años y que «en su momento se cerró y llenó de hormigón». Aun así, los bomberos detectaron un vertido en la Casa Roja al que señalan como foco del episodio de contaminación fecal, aunque todavía el Consistorio no lo ha podido confirmar y espera un informe al respecto.

Hace nueve meses, cuando se detectó la última contaminación en El Confital, los más playeros no tuvieron pudor en bañarse. Pero esta vez hay más miedo. «Esto ha pasado de toda la vida, lo que ocurre es que ahora se hace algo», dijo un surfero de la derecha de El Confital, que ayer por la tarde tenía claro que le tocaba surfing a pesar de la prohibición: «O le digo a mi mujer que me lleve a Las Coloradas o entro remando».

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