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29 horas al raso para ver a las ‘drag’

La pasión para comprar las entradas para preselección y gala propicia que muchas personas pasen días enteros cerca de la taquilla para conseguir su billete de acceso.

Jueves, 1 de enero 1970

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Nadie puede dudar del sentir carnavalero de Sandra Pérez, primera en la cola que desde la madrugada del domingo al lunes acampaba en el parque de Santa Catalina para comprar las entradas de la preselección de las drag para la gran final. Pérez esperaba la apertura de taquillas, que se produjo a las 09.00 horas de ayer, desde las cuatro de la mañana del lunes, ataviada con una sudadera de Los Serenquenquenes que escenificaba su amor por la fiesta.

Como ella, una fila enorme de personas, cubiertas con mantas y tiendas de campaña, que aguardaban un momento esperado por ellos durante todo un año para uno de los eventos claves del carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. Se dice que la fiesta no se puede explicar, que simplemente se siente. Y eso es lo que esas personas, que en algunos casos estuvieron 29 horas al raso para comprar sus entradas, querían transmitir desde su paciente espera.

Yumara Robaina Rivero levantó campamento en Santa Catalina a las 13.00 horas del lunes. Y no es el primer año que se tira al monte. Para ella el carnaval es el evento que da sentido a muchos de sus días, viviéndolo como aficionada en el caso de las drag, pero como protagonista sobre las tablas del escenario y también en las calles en las filas de la comparsa Yoruba de Pedro Hidalgo y con sede en Zárate. «Normalmente intento venir a todo, pero no siempre se puede. Por trabajo y otras circunstancias, claro», explica.

Ella lo ve claro, hay cosas que nacen del interior y son incontenibles. «Soy carnavalera de toda la vida. Me encantan las drag. Especialmente de la preselección porque así se puede disfrutar de todo, incluso de los que no tienen la oportunidad de pasar», señala.

Como el testimonio de Yumara, muchos. El comienzo del concurso de murgas el pasado lunes hacía las veces de banda sonora de una espera paciente. La gente se agolpó desde muchas horas antes alrededor de Santa Catalina, en unas colas ya más célebres que aquellas que años atrás eran normales en los grandes almacenes en días de rebajas.

Nadie se sorprendió al ver a Sandra Pérez como la primera en la cola, es una estampa ya tan tradicional como el propio carnaval. Ella se protegía del frío con su sudadera de Los Serenquenquenes, pero quería aclarar que «también soy de Los Trapasones. Bueno, realmente soy de todas».

«Yo cuando consiga mis entradas para la preselección me salgo de la cola, pero los trastos míos siguen aquí», señalaba Sandra dando a entender que continuará en primera línea de la disputa por las entradas para todos los actos del carnaval que requieran de billete de acceso.

Pérez enseña sus credenciales como carnavalera integral, sin limitarse a un solo evento. «El año pasado estuve en Santa Catalina cinco días con cuatro noches. Ya la semana pasada estuve haciendo colas para comprar las entradas de las murgas. Y voy por todos los carnavales que pueda; por ejemplo, me gusta mucho ir a los carnavales de Maspalomas».

En familia.

Muchos de los rostros que se agolpan en los laterales del edificio Miller son familiares entre sí, personas que año tras año coinciden esperando en las colas para compartir una pasión. Otros grupos, como el de Esther Padrón, son directamente familia. «Nosotras vamos a estar unas 24 horas para comprar las entradas. Llevamos diez años haciendo estas colas», indican.

Vídeo.

Padrón indica que su día favorito es el de la preselección, donde cree que el espectáculo gana en riqueza. «Hemos tenido siempre está pasión, que es compartida en la familia. Nosotros venimos solo a la preselección, porque la gala la preferimos ver en casa por la televisión. La preselección nos gusta más porque es como una caja de bombones, con mucha variedad. En la gala lo ves más recortado. Me gusta ver todo lo diferente que se puede ver ese día, con la gente de otras islas o de todo el mundo. Es algo único y muy especial», señaló.

A pesar de ver a todas las candidatas en acción durante la preselección, Esther Padrón no duda nunca en ponerse ante el televisor. «Cuando veo la gala comento lo que he visto con los familiares, pero ya lo hemos visto en la preselección. Siempre hay algo nuevo que te sorprende, pero insisto, en la preselección lo vivo más», expone.

Eso sí, al igual que Yumara Robaina, tiene su propio criterio. «Para mi gusto siempre hay gente buena que se queda sin pasar a la final y accede gente que, quizá, no debería pasar. Todos los años pasa algo de eso», comentaba mientras preparaban sus termos y mantas para vivir una noche al raso para gozar del espectáculo.

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