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El Cabildo salva la cica y cambia el proyecto del museo de Bellas Artes

El Cabildo salva la cica y cambia el proyecto del museo de Bellas Artes

La consejera de Cultura, Guacimara Medina, apuesta por garantizar la supervivencia de la planta, considerada un árbol singular. Ni será trasplantada ni se cubrirá el patio del San Martín donde vive

Miércoles, 15 de julio 2020, 16:55

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La decisión ya está tomada, y es firme. El Cabildo salvará la cica (cyca circinalis) del antiguo hospital San Martín, que estaba en jaque por la ejecución del proyecto que reconvertirá este vetusto e histórico edificio de la capital en museo de Bellas Artes. La nueva consejera de Cultura, Guacimara Medina, lo tiene claro. Esta cica está considerada un árbol singular por su porte y por su antigüedad, estimada en 230 años, y el Cabildo no pondrá en riesgo su supervivencia. Por tanto, ni se cubrirá el patio donde ha vivido durante décadas, alternativa que la dejaba sin la ventilación adecuada, ni tampoco será trasplantada, pues por su edad, su altura (11 metros) y su delicado estado podría ser más una condena que una medida de salvación. Este antiguo ejemplar, que formará parte de un catálogo de árboles monumentales que serán protegidos por el Cabildo, seguirá reinando en el San Martín. Así que lo que se cambiará es el proyecto del museo, sentencia la consejera insular.

Medina giró la semana pasada una visita al edificio, que lleva meses en obras, y lo hizo acompañada por los redactores de la propuesta arquitectónica que se ejecuta para hacer de este complejo edificatorio del siglo XVIII el museo de Bellas Artes de Gran Canaria. Allí, durante la visita, se terminó de concretar el encargo: Medina les ha pedido que busquen una solución técnica que permita que convivan la planta, de origen asiático, y la futura pinacoteca. «Es compatible, porque de hecho hay muchos museos en el mundo en el que obras de arte y vegetación comparten edificio». Puso de ejemplo al Reina Sofía, en Madrid, pero la lista es amplia. Así las cosas, ha pedido a los arquitectos del estudio Romera y Ruiz que redacten un modificado que tampoco cree que se dilate mucho en el tiempo.

Símbolo identitario

La consejera no dio detalles de la alternativa que se adoptará finalmente, pero sí subrayó que lo que no se hará es usar el patio como otra sala más de exposiciones del museo. La normativa exige unas condiciones de humedad, de temperatura y de aislamiento que impedirán que esa especie de claustro se utilice para exponer obras de arte, salvo, eso sí, que hayan sido hechas para estar al aire libre. Pero a la consejera no le parece un inconveniente. «Podemos compensar la renuncia a este espacio habilitando otro lugar del proyecto para ganar lo que se pierda por aquí, pero creo que esa renuncia merece la pena, no solo por el valor botánico de este árbol, sino porque entiendo que se ha convertido en un símbolo identitario de este espacio y de todo el edificio», se explica Medina.

En todo caso, apuntó, no será necesario aislar con mamparas de cristal el patio donde crece esta cica del resto del complejo, que fue otra de las soluciones que se llegaron a barajar y que también ha sido descartada. «No hará falta». Además, añade que la cica y el resto de las plantas que crecen en el museo serán sometidas a un estricto control de plagas, que es la incidencia sobre las obras de arte que más hacía temer a los que defendían el traslado del árbol. Las creaciones pictóricas son muy sensibles a la agresión de xilófagos, insectos y parásitos, pero eso, dice, es controlable pese a las plantas.

Mientras se deciden estos cambios, el edificio sigue en obras. Y la consejera aclara que, pese a los trabajos, la cica ha seguido recibiendo las atenciones que necesita por los jardineros del recinto.

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