Borrar
Me doy el ¡sí quiero!

Me doy el ¡sí quiero!

La soltería la comparten todas las personas que se decantan por la “sologamia”, dado que no existe ningún reconocimiento oficial para estos matrimonios. Sin embargo, eso no implica que no pueda celebrarse igual que una boda tradicional.

EFE-Nora Cifuentes / Madrid

Jueves, 1 de enero 1970

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

“Prometo amarme y serme fiel. Sí, me quiero”. ¿Un voto matrimonial de uno mismo, a sí mismo? Los practicantes de la “sologamia”, que consiste en contraer nupcias con uno mismo, posiblemente pronuncien discursos similares al celebrar sus bodas.

Esta tendencia está siendo impulsada principalmente entre las mujeres, como Erika Anderson, que celebró sus nupcias vestida de blanco en una azotea de Brooklyn y prometiendo cuidar de sí misma el resto de su vida.

“Describiría la ‘sologamia’ como mujeres diciendo sí a sí mismas”, recogió sus palabras el medio WUSA9. “Significa que somos autosuficientes, pese a no estar con otra persona”.

Personajes de ficción como Carrie Bradshaw (interpretada por Sarah Jessica Parker), en la serie televisiva “Sex and the City”, quiso celebrar su soltería; o Sue Sylvester (a la que dio vida Jane Lynch) de “Glee”, que planificó celebrar una boda consigo misma, han popularizado una tendencia que lleva años ocurriendo.

Solteras pero casadas

Uno de los primeros casos que se conocen ocurrió en 1993, cuando la americana Linda Barker se casó consigo misma en una ceremonia con 75 invitados, donde explicó que “se trata de hacer cosas por una misma y no esperar a que otra persona las haga por ti”.

Desde la irrupción de esta tendencia, han sido muchas las personas que se han declarado “sológamas” o “soloístas”, como por ejemplo, la modelo brasileña Adriana Lima, conocida por ser uno de los ángeles de Victoria’s Secret, que en su cuenta de Instagram se sumó al movimiento de la “sologamia”.

“Estoy comprometida conmigo misma y con mi propia felicidad”, escribió en una foto en la que mostraba un anillo que había servido para especular sobre su estado civil, y que ella explicó que era “simbólico”.

“Me he casado conmigo misma” añadió la top model, que animó a otras féminas a autoaceptarse: “Chicas, amaos a vosotras mismas”, y zanjó el asunto: “Y sí, estoy soltera”.

Así, la “sologamia” está en auge, y, seguramente, tenga relación con el propio auge de la soltería en si misma. Según los datos de Euromonitor International, en 2011 había 277 millones de solteros viviendo solos. Una cifra que, según las previsiones del estudio, crecerá en unos 48 millones para 2020.

Pero en verdad, la soltería la comparten todas las personas que se decantan por la “sologamia”, dado que no existe ningún reconocimiento oficial para estos matrimonios. Sin embargo, eso no implica que no pueda celebrarse igual que una boda tradicional.

Y si no, que se lo digan a la británica Sophie Tanner, que en 2015 llevó a cabo su ceremonia de autocasamiento en el centro de Brighton: “no tengo que estar esperando a ‘esa’ persona porque yo soy ‘esa’ persona”, dijo entonces.

Posteriormente, Sophie mantuvo una relación con Ruari Barret, antes poliamoroso y monógamo al estar con ella, y que después abrazó también la “sologamia”.

Bodas por todo lo alto

Como es de esperar, una tendencia en alza como esta tiene su impacto en el mercado, y desde hace ya algún tiempo. La empresa de viajes japonesa “Cerca Travel”, de Kyoto, lleva años ofreciendo paquetes que incluyen una ceremonia con vestido, ramo, maquillaje, y “book” de fotografías para inmortalizar el momento, entre otros detalles. Todo, por un precio que ronda los 3.000 dólares.

En Canadá existe una agencia, “Marry Yourself Vancouver”, con comunidad de Facebook, dedicada a reunir solteros-casados y ofrecen distintos servicios, todo bajo el lema de “la soltería es la nueva normalidad, ¡celébralo!”.

Y en Estados Unidos la web “I Married Me” (https://imarriedme.com) ofrece servicios que incluyen la alianza, las tarjetas y otros complementos. Uno de sus responsables, Jedfrey Levin, explicó al medio WUSA9 que cree que esta tendencia “ha aumentado con los años y es algo que, cada vez, se comprende mejor y está más aceptado”.

En España, la web “https://simequiero.es” organiza encuentros para mujeres que deseen casarse consigo mismas, gracias a la activista May Herrero, que hizo lo propio en 2011: “No estamos locas. Es cierto que no son uniones legales, pero hacerlo es una forma de reivindicarnos y eso es algo que puede extenderse a todo” explicó en el diario “La Razón”.

Uno de los casos más recientes ha sido el de la italiana Laura Mesi, que en septiembre de 2017 celebró una boda con 70 invitados, y que incluía una luna de miel sola en Egipto. Mesi se convirtió así en la primera mujer “sológama” de Italia.

“Me di cuenta de que no tenía por qué estar soltera: yo quería casarme, pero sola, conmigo misma” declaró al medio “Il Corriere della Sera” y defendió que “cada uno de nosotros debe amarse primero a sí mismo”.

Aunque la mayoría de casos conocidos sean de mujeres como Laura, los hombres también pueden ser “sológamos”. Meses antes, en mayo, había hecho lo mismo otro italiano, Nello Ruggiero, el primer hombre en llevar a cabo esta práctica.

Ya lo dijo Oscar Wilde: “amarse a uno mismo es el comienzo de un gran romance para toda la vida”. Y así, los hay que, con boda simbólica, pueden jurar amarse y ser fieles a sí mismos hasta el fin de sus días.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios