El nuevo Gobierno canario tendrá un 30% más de altos cargos que el Pacto de las Flores

En total, toda la estructura orgánica del nuevo Gobierno sustentado por la alianza de CC, PP, ASG y AHI alcanza los 142 altos cargos entre los situados en el primer grado de responsabilidad -presidente, vicepresidente y consejeros- y los que integran el segundo nivel de la administración -secretarías técnicas, viceconsejerías, direcciones generales y los distintos organismos adscritos a los diferentes departamentos-, frente a los 107 altos cargos que en los mismos niveles integraban el anterior Ejecutivo canario.

En ninguno de los dos casos se ha contabilizado el personal eventual de confianza -asesores, asistentes, etcétera- que forman parte de los equipos de las distintas consejerías.

El presidente de Nueva Canarias-Bloque Canarista (NC-BC), Román Rodríguez, considera «muy grave» que una de las primeras decisiones adoptadas por el nuevo Gobierno de Canarias haya sido llevar a cabo un «exponencial incremento» de consejerías y de altos cargos.

Rodríguez, que era vicepresidente y consejero de Hacienda en el anterior Ejecutivo autónomo, destaca que el nuevo organigrama gubernamental supone «un importante aumento de cargos directivos, tanto consejeros como viceconsejeros, directores generales o comisionados», indica en un comunicado, «como si los problemas se resolvieran multiplicando los departamentos y cargos directivos», añade.

Más paradójico resulta aún en su opinión que la decisión de aumentar la estructura de la administración autonómica venga de quienes criticaban duramente lo que entendían como un «exceso de cargos» y «despilfarro» del Gobierno anterior, y que se comprometieron en campaña electoral a recortar el organigrama para ahorrar recursos y agilizar la gestión.

La opinión de Rodríguez es compartida por otros ex altos cargos del anterior Gobierno, que consideran «sorprendente» e «impactante» el incremento de un 30% respecto a los cargos existentes previamente.

Uno de los aspectos que destacan fuentes conocedoras del funcionamiento de la administración es las «previsibles dificultades» que el nuevo Ejecutivo se va a encontrar a la hora de dotar de medios humanos los nuevos departamentos que antes no existían cuando ya hay problemas por la «necesidad imperiosa» de personal en algunos de los que ya están funcionando, y las consecuencias que el retraso en completar el personal de los centros de dirección repercuta negativamente en la gestión.

No encuentran tampoco justificación al aumento de la estructura orgánica por el hecho de que haya que repartir responsabilidades y dar peso a los cuatro partidos que integran la alianza del nuevo Gobierno, puesto que el anterior Ejecutivo también era cuatripartito y funcionaba con «bastante menos altos cargos de los que va a haber ahora».