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Los menores siguen afrontando déficit en la escolarización y las pruebas óseas

Los menores siguen afrontando déficit en la escolarización y las pruebas óseas

El maliense Aboubacar Drame, ahora cuidador en un centro de atención, asegura que «no se ha aprendido» de los errores de la crisis de 2006

Ingrid Ortiz Viera

Ingrid Ortiz Viera

Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 5 de mayo 2022

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Tenía 16 años cuando Aboubacar Drame abandonó Mali y cruzó el Atlántico desde Mauritania a Canarias con la ayuda de las mafias. Un trayecto de cuatro días que en la crisis de 2006 le costó 1.000 euros para huir de la miseria.

Su relato apenas dista del que a menudo escucha a los menores no acompañados en el centro donde ahora trabaja y desde donde experimenta el «otro lado» del fenómeno migratorio.

Así lo manifestó ayer en la comisión de estudio del Parlamento, a la que fue llamado no solo para contar su experiencia personal sino también para ofrecer su punto de vista sobre mejoras políticas.

Los jóvenes esperan entre cinco meses y año y medio por los decretos

En el ámbito canario, los dos problemas fundamentales se relacionan con los retrasos en las pruebas de determinación de la edad y la escolarización. Explica Drame que durante su etapa internado, la media para recibir los decretos era de un mes o dos, mientras que ahora «si lo reciben en cinco es muy rápido».

El atasco burocrático puede superar, incluso,el año y medio y casi no se ha diluido desde la peor etapa de la crisis, con el sistema sanitario colapsado por la pandemia. Luego, la falta de personal en el Instituto de Medicina Legal y la Fiscalía de Extranjería se sumó al incremento de los menores a bordo de las pateras.

La acumulación de estos expedientes no solo impide separar a los adultos en los centros sino también escolarizar a los menores o iniciar su regulación administrativa. Un proceso que aboca a muchos que llegan en el límite de los 17 años a un limbo una vez cumplida la mayoría de edad, ya que no disponen de documentación para residir, trabajar o moverse del país.

«Para muchos jóvenes la situación es la misma que cuando llegaron -explicó Drame-. Están ahí contenidos pero ni pueden estudiar ni trabajar y se frustran».

Pocos avances

Lo que si ha viso como un «paso adelante», en cambio, es que los chicos que abandonan el centro ya cuentan con los permisos, algo que en la crisis de 2006 no era posible. Además, la reciente rebaja de los requisitos imposibles que pedía el Estado es otro avance para solicitar los trámites.

En este sentido, los esfuerzos del Gobierno de Canarias, que continúa su particular lucha por rebajar la presión en los centros, se centran, por un lado, en mejorar el trabajo de filiación a pie de muelle para reducir el margen de adultos que termina en los centros.

Para ello pretenden colaborar con ONG experimentadas como Save the Children, al igual que otras comunidades autónomas. Una petición que pese a su insistencia el Gobierno central no ha autorizado.

Por otro lado, desde la dirección general de Protección a la Infancia han mostrado su preocupación por agilizar las pruebas de edad, para lo que el delegado del Gobierno, Anselmo Pestana, comunicó que se aumentaría el número de efectivos.

«Doble vara de medir»

En paralelo, la urgencia de establecer un protocolo de reparto de menores a través de una ley específica sigue sin dar frutos. De los alrededor de 3.000 tutelados por la Comunidad Autónoma en la actualidad solo se han derivado 210 durante 2021.

Aboubacar Drame ha insistido en que si bien Canarias le ha acogido «increíblemente bien» en estos 16 años, criticó la dejadez del Estado y la «doble vara de medir» de Europa.

Según le consta, en las administraciones se les ha dado prioridad a la atención de los menores ucranianos frente a los africanos. «Hay menores del norte de Mali, que está en conflicto, a los que ni siquiera se les ha informado de que pueden solicitar asilo o que no pueden hasta que no tengan el resultado de la prueba de edad», señaló.

En esa misma línea, reconoció que existe un la falta de asistencia psicológica, necesaria para que muchos superen los traumas vividos durante su experiencia migratoria y también para que aprendan a gestionar esa frustración que surge ante los prolongados tiempos en los centros.

«Nunca he visto a ninguna autoridad africana que venga a interesarse»

«Cerrar África no es la solución» al fenómeno migratorio. Aboubacar Drame se mostró escéptico sobre la política europea y duda de que los corredores humanitarios para regular ese tránsito de personas dé sus frutos. «Desde que llegué en 2006 no he visto a ninguna autoridad africana venir a interesarse por nosotros», señaló en el Parlamento. «Hay mucha gente muriendo a diario en el mar, al lado, y nunca he escuchado ninguna queja». Ese síntoma de «abandono» es lo que le lleva a pensar que la colaboración entre los gobiernos solo responde a intereses económicos. «Es muy difícil cambiar la situación porque la propia policía ya es corrupta y se niega a combatir a las mafias a menos que les paguen lo que sus 'clientes'» ha asegurado Drame, pese a que también reconoció que hay agentes que sí hacen su trabajo. A su juicio, la mayoría continuará llegando por las vías irregulares en tanto que en el continente reina la corrupción. Por otro lado, asegura que los efectos del cambio climático ya son una realidad en África. «En mi aldea la gente vivía de la agricultura y los padres no dejaban emigrar a los hijos para que trabajaran», explica Drame. Entonces, el norte de Mali aún no estaba en conflicto. «Ahora a ninguno se le ocurre pedirle que se quede. La cosecha que te duraba ocho meses ahora solo te dura tres», añade el maliense.

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