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Domingo, 6 de enero 2019, 09:54
B. Hernández / las palmas de gran canaria
El proyecto de Chillida para la montaña majorera de Tindaya lleva más de veinte años intentando superar trabas administrativas, recursos judiciales, protestas de colectivos ecologistas y ciudadanos e inexactitudes sobre su coste económico. Lo cierto es que, desde que se puso el proyecto sobre la mesa, han transcurrido casi seis legislaturas.
El último intento de las administraciones canarias por sacar adelante este proyecto, tras la cesión de los derechos a la Comunidad Autónoma por parte de la familia del escultor y de la creación de la Fundación para la ejecución de la obra, no tiene visos de que pueda materializarse a medio plazo. A pocos meses de que acabe el mandato, tampoco en estos cuatro años se ha movido una piedra de la montaña para la creación del Monumento a la Tolerancia.
Los presidentes del Gobierno de Canarias y del Cabildo de Fuerteventura, Fernando Clavijo y Marcial Morales, firmaron a mediados de febrero de 2016 la constitución de la Fundación Canaria Monumento a la Tolerancia en la Montaña de Tindaya con el objetivo de construir el proyecto ideado por Eduardo Chillida. Y la primera tarea para ello era elaborar un estudio de viabilidad para convocar los trabajos antes del otoño de 2016 y adjudicados unos seis meses después, para que las obras en la montaña pudieran iniciarse durante el ejercicio de 2017. Y acabó 2018 sin ningún avance. Ni siquiera existe el estudio de viabilidad
El Cabildo majorero encargó un preinforme económico en el que se estima el coste total de la obra en unos 80 millones, que serían asumidos en su totalidad por la empresa adjudicataria, y un plazo para la recuperación de la inversión de catorce años «en el peor de los escenarios». La previsión es que el monumento se ejecute en cuatro años.
Además, tal como han reiterado las instituciones implicadas, de las arcas públicas no saldrá ni un sólo euro más, aunque no parece claro lo que se ha gastado hasta ahora. El vicepresidente y consejero de Obras Públicas, Pablo Rodríguez, aseguró en la Cámara que las cantidades desembolsadas por el Gobierno para Tindaya ascendían a 17,5 millones. Sin embargo, en 2008, el entonces consejero de Obras Públicas, Domingo Berriel, cifró en casi 26 millones lo gastado hasta aquel momento y a comienzos de esta legislatura, fue la exconsejera de Turismo, Teresa Lorenzo, quien dijo que se habían gastado 17 millones.
En este sentido, el diputado del PSOE, Iñaki Lavandera, recuerda que la entidad Proyecto Monumental Montaña de Tindaya SA se constituyó en 1996. Después de tanto tiempo y con este coste, el parlamentario majorero duda «mucho de que el proyecto se ejecute algún día». A su juicio, el Gobierno «se ha quitado de en medio pasando el asunto al Cabildo de Fuerteventura y se está dejando pasar el tiempo porque nadie quiere asumir un fracaso a estas alturas del mandato».
Añade que «nadie en su sano juicio puede estar interesado en financiar un proyecto de esta envergadura con la expectativa de retornar la inversión con la venta de entradas». Apunta asimismo que «la economía no es la que era y las grandes obras no se justifican socialmente». En su opinión, el proyecto «está muerto».
En similares términos se manifestó la diputada del PP y miembro del patronato de la Fundación, Águeda Montelongo, quien resalta que «ni siquiera se ha encargado el estudio de viabilidad, que era lo primero». Entiende que se trata «de un engaño monumental porque el proyecto está en punto muerto absoluto». Se muestra partidaria de «empezar a decir a la gente que esta obra no va a salir, nunca será una realidad». En su opinión, al adscribirse el proyecto al Cabildo, «se firmó su certificado de defunción».
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