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Imagen de un campamento de inmigrantes en Canarias. arcadio suárez
CEAR ve la tensión en Las Raíces como «la punta del iceberg» de las islas cárcel

CEAR ve la tensión en Las Raíces como «la punta del iceberg» de las islas cárcel

La organización critica el uso de pelotas de goma por parte de la policía para dispersar a los inmigrantes que se estaban peleando

Miércoles, 7 de abril 2021, 10:40

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Los episodios de violencia en los campamentos de acogida y, en concreto, en Las Raíces, podrían ir a más si no se cambia la óptica desde la que se plantea la política migratoria en las islas. Así lo ha advertido Estrella Galán, directora general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), que considera el incidente del lunes en Tenerife «la punta del iceberg» de unas «islas cárcel» tensionadas por el deterioro emocional de los internos. En ese sentido, asegura que la falta de expectativas y propuestas para la inclusión pueden derivar en escenarios de autoviolencia y suicidios, una experiencia que ya han observado en Grecia.

Galán ha criticado, además, el uso de las pelotas de goma en la intervención de la Policía Nacional, ya que lo consideran «una barbaridad que lo único que hace es sumar a esa imagen negativa y de conflicto» que, desde el punto de vista de la Comisión, se está trasladando a la sociedad sobre los flujos migratorios, alentando discursos de rechazo y xenofobia. «Insistimos en la no criminalización de estas personas. Hay que hacer una reflexión sobre lo que está pasando, pero también por qué está pasando», añadió.

Precisamente, CEAR analiza este contexto en su informe 'Migración en Canarias, la emergencia previsible', donde aborda el fenómeno como un problema estructural que requiere de estrategias más allá de las políticas de retención y las deportaciones. «La pandemia, sin duda, ha supuesto un desafío para la gestión de esta crisis, pero no podemos tolerar que se convierta en una excusa para la improvisación y la vulneración de los Derechos Humanos», apuntó Galán. La falta de previsión y coordinación se ha visto refrendada, a su juicio, por el Plan Canarias, donde no han tenido participación los principales actores institucionales y sociales sobre los que recae su despliegue e implementación. La Comisión señala, además, su visión «reduccionista», por lo que propone ampliar su alcance promoviendo una mesa de diálogo en la que participen dichos actores y que contribuya a garantizar los derechos de las personas en el marco jurídico establecido; desarrollar un programa de acogida con una estructura más estable y flexible a los diferentes flujos de llegada; el fomento de políticas de integración y convivencia en la comunidad o la promoción de una política de traslados ágil y transparente, entre otros.

La directora de CEAR cargó en este punto contra la política de contención promovida por la Unión Europea y aplicada por el gobierno de Pedro Sánchez, que ha puesto toda la carga de la gestión migratoria en el punto de llegada, en este caso Canarias, quebrando los principios de solidaridad interterritorial y de gestión unificada a nivel estatal. La Comisión no acepta el bloqueo sine die, que hace un flaco favor al archipiélago, y consideran que se trata de una posición «incoherente» teniendo en cuenta que, en su momento, el presidente se negó a la propuesta de crear campos de retención en puntos fronterizos de los países receptores. Esto pretendía convertirlos en lugares de identificación para la expulsión inmediata de quienes no fueran susceptibles de recibir protección internacional. «No se entiende por qué está impidiendo lo que históricamente ha sido viable y no había generado ningún problema, que son los traslados a la península», cuestionó.

Todo ello continúa elevando la incertidumbre tanto para las personas migrantes, que desconocen cuál será su futuro, como para la sociedad de acogida, que teme una cronificación de esta situación. Esa imagen de excepcionalidad y emergencia se percibe por parte de la ciudadanía como una pérdida de control que, unida a la deshumanización del inmigrante, ha generado el caldo de cultivo idóneo para la proliferación de discursos xenófobos y la polarización económica y social. Como contrapunto, CEAR quiso hacer un reconocimiento a los movimientos solidarios que han surgido en las islas, pero reconoció que a largo plazo la carga que soportan no será sostenible.

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