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Para entender el nuevo panorama que está a punto de experimentar el edificio del antiguo hospital de San Martín, en el barrio de Vegueta de la capital grancanaria, hay que tener en cuenta varios puntos: El Cabildo de Gran Canaria ha desechado ejecutar la idea ganadora del concurso de ideas convocado en la pasada legislatura y que se adjudicó Linazasoro y Sánchez Arquitectura SLP; se llevará a cabo un proyecto que acondicionará la parte rehabilitada entre 2008 y 2011, que dio lugar a lo que hoy es San Martín Centro de Cultura Contemporánea; esta intervención, que firman Romera y Ruiz Arquitectos tras decantarse el Cabildo por la oferta económica que presentaron en una convocatoria de negociado sin publicidad, rehabilita también el ala adyacente que correspondía al antiguo hospicio; este proyecto no solo acaba con las urgentes deficiencias que presenta el inmueble rehabilitado por Casariego y Guerra, también ese 25% del total del antiguo hospital pasa de ser un centro cultural multifuncional a cubrir las necesidades de un museo; cuando vuelva a abrir sus puertas tras esta intervención, lo hará ya con el nombre de Museo de Bellas Artes de Gran Canaria (Mubagc); el proyecto no construye el Mubagc, pero esta fase previa tendrá la cualidad de que lo acondicionado y rehabilitado se ajustará al futuro desarrollo del mismo, sea quien sea quién lo proyecte y ejecute en las próximas legislaturas.
El paso de un centro cultural a un museo resulta fundamental. Las necesidades son muy distintas. Al igual que la normativa de prevención de incendios, ya que en el caso de los museos es «mucho más exigente», apuntan las fuentes consultadas.
El proyecto de Romera y Ruiz Arquitectos, que está pendiente de obtener el visto bueno de la comisión municipal de Patrimonio para que el Cabildo pueda licitar las obras, tiene cinco objetivos fundamentales. Por un lado, solventa los problemas estructurales que tiene a día de hoy San Martín Centro de Cultura Contemporánea, así como los del ala que ocupaba el antiguo hospicio. Por ejemplo, una parte de la zona rehabilitada e inaugurada en 2011 está apuntalada en la actualidad.
Esta misma parte, tal y como avanzó este periódico el pasado lunes, tiene graves problemas de estanqueidad. La cubierta no se rehabilitó durante el desarrollo del proyecto de Joaquín Casariego y Elsa Guerra, a pesar del desembolso de 5,2 millones de euros que supuso para las arcas de un cabildo grancanario que presidía en aquellos años el socialista José Miguel Pérez. Desde hace meses, la cubierta a dos aguas está mallada, por seguridad, ya que las tejas están podridas. El agua se filtra por éstas y afecta a las plantas inferiores, donde se ha desarrollado toda la actividad de este centro cultural.
También se cuela por la cubierta horizontal, que no evacúa correctamente los charcos de agua. Además la parte de atrás de lo inaugurado en 2011 está abierta, cuenta con una zona en ruinas y unos patios en muy mal estado por los que también se cuela el agua, lo que ha generado que el edificio ceda, tal y como confirman las mismas fuentes.
A parte de estas obras de impermeabilización, el proyecto abordará la plaga de termitas y carcoma que padece el edificio y lo acondiciona a la actual normativa de accesibilidad – conviene recordar que no se cuenta con un ascensor en todo San Martín Centro de Cultura Contemporánea, sino con un montacargas– y a la de prevención de incendios que requiere un museo en pleno siglo XXI.
Las mismas obras que solventan estas deficiencias sientan las bases del nuevo museo, que se fijaron en las reuniones semanales que un equipo de trabajo de especialistas, designado por la corporación insular, mantuvo con el equipo del estudio de arquitectos Romera y Ruiz.
«Cada viernes, durante varias semanas, los dos equipos se reunieron entre las 8.30 y las 14.30 horas. Cada reunión quedó plasmada en su correspondiente acta. El equipo de trabajo coordinado por Frank González planteó múltiples cuestiones técnicas sobre las necesidades del futuro museo, que los arquitectos, con un equipo multidisciplinar que incluía desde aparejadores hasta geógrafos, intentaron solucionar dentro de las posibilidades económicas previstas y ajustándose al nivel de protección integral que tiene el edificio», se reconoce desde el Cabildo.
Además, el equipo de 12 profesionales que integran el estudio de Pedro Romera y Ángela Ruiz analizó «los programas internos de 12 museos punteros a nivel internacional con una escala similar», para ajustar las proporciones de las distintas demandas museísticas de los técnicos del equipo de trabajo dispuesto por la corporación insular. «Se ha intentado obtener lo máximo de lo que se tenía a disposición, de tal forma que se ha puesto en valor el edificio y se ha trabajado para que no haya fallos en el uso», aseguran desde el Cabildo.
La memoria del proyecto de Romera y Ruiz, que está colgado desde la pasada semana en el perfil del contratante de la página web del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), desgrana las actuaciones que se desarrollarán, tanto en la zona pública con y sin bienes culturales, como en las internas con y sin bienes culturales.
Se aplican ideas de funcionalidad como que la entrada y la salida dejan de figurar en el mismo punto. «Los museos funcionan como un bucle, entras por una puerta y sales por otra, tras recorrer todo el recinto. Se ha traído aquí interpretando los criterios de accesibilidad y respetando la protección integral como bien patrimonial con la que cuenta el edificio», apuntan los arquitectos consultado.
Entre las novedades, también destacan que los patios se transforman en grandes halls para los visitantes, en el tercer nivel se instalarán las oficinas del museo y la galerías de la parte que era la casa de los expósitos se transforman en unos enclaves expositivos que en el total crecen más del doble.
Para entender el nuevo panorama que está a punto de experimentar el edificio del antiguo hospital de San Martín, en el barrio de Vegueta de la capital grancanaria, hay que tener en cuenta varios puntos: El Cabildo de Gran Canaria ha desechado ejecutar la idea ganadora del concurso de ideas convocado en la pasada legislatura y que se adjudicó Linazasoro y Sánchez Arquitectura SLP; se llevará a cabo un proyecto que acondicionará la parte rehabilitada entre 2008 y 2011, que dio lugar a lo que hoy es San Martín Centro de Cultura Contemporánea; esta intervención, que firman Romera y Ruiz Arquitectos tras decantarse el Cabildo por la oferta económica que presentaron en una convocatoria de negociado sin publicidad, rehabilita también el ala adyacente que correspondía al antiguo hospicio; este proyecto no solo acaba con las urgentes deficiencias que presenta el inmueble rehabilitado por Casariego y Guerra, también ese 25% del total del antiguo hospital pasa de ser un centro cultural multifuncional a cubrir las necesidades de un museo; cuando vuelva a abrir sus puertas tras esta intervención, lo hará ya con el nombre de Museo de Bellas Artes de Gran Canaria (Mubagc); el proyecto no construye el Mubagc, pero esta fase previa tendrá la cualidad de que lo acondicionado y rehabilitado se ajustará al futuro desarrollo del mismo, sea quien sea quién lo proyecte y ejecute en las próximas legislaturas.
El paso de un centro cultural a un museo resulta fundamental. Las necesidades son muy distintas. Al igual que la normativa de prevención de incendios, ya que en el caso de los museos es «mucho más exigente», apuntan las fuentes consultadas.
El proyecto de Romera y Ruiz Arquitectos, que está pendiente de obtener el visto bueno de la comisión municipal de Patrimonio para que el Cabildo pueda licitar las obras, tiene cinco objetivos fundamentales. Por un lado, solventa los problemas estructurales que tiene a día de hoy San Martín Centro de Cultura Contemporánea, así como los del ala que ocupaba el antiguo hospicio. Por ejemplo, una parte de la zona rehabilitada e inaugurada en 2011 está apuntalada en la actualidad.
Esta misma parte, tal y como avanzó este periódico el pasado lunes, tiene graves problemas de estanqueidad. La cubierta no se rehabilitó durante el desarrollo del proyecto de Joaquín Casariego y Elsa Guerra, a pesar del desembolso de 5,2 millones de euros que supuso para las arcas de un cabildo grancanario que presidía en aquellos años el socialista José Miguel Pérez. Desde hace meses, la cubierta a dos aguas está mallada, por seguridad, ya que las tejas están podridas. El agua se filtra por éstas y afecta a las plantas inferiores, donde se ha desarrollado toda la actividad de este centro cultural.
También se cuela por la cubierta horizontal, que no evacúa correctamente los charcos de agua. Además la parte de atrás de lo inaugurado en 2011 está abierta, cuenta con una zona en ruinas y unos patios en muy mal estado por los que también se cuela el agua, lo que ha generado que el edificio ceda, tal y como confirman las mismas fuentes.
A parte de estas obras de impermeabilización, el proyecto abordará la plaga de termitas y carcoma que padece el edificio y lo acondiciona a la actual normativa de accesibilidad – conviene recordar que no se cuenta con un ascensor en todo San Martín Centro de Cultura Contemporánea, sino con un montacargas– y a la de prevención de incendios que requiere un museo en pleno siglo XXI.
Las mismas obras que solventan estas deficiencias sientan las bases del nuevo museo, que se fijaron en las reuniones semanales que un equipo de trabajo de especialistas, designado por la corporación insular, mantuvo con el equipo del estudio de arquitectos Romera y Ruiz.
«Cada viernes, durante varias semanas, los dos equipos se reunieron entre las 8.30 y las 14.30 horas. Cada reunión quedó plasmada en su correspondiente acta. El equipo de trabajo coordinado por Frank González planteó múltiples cuestiones técnicas sobre las necesidades del futuro museo, que los arquitectos, con un equipo multidisciplinar que incluía desde aparejadores hasta geógrafos, intentaron solucionar dentro de las posibilidades económicas previstas y ajustándose al nivel de protección integral que tiene el edificio», se reconoce desde el Cabildo.
Además, el equipo de 12 profesionales que integran el estudio de Pedro Romera y Ángela Ruiz analizó «los programas internos de 12 museos punteros a nivel internacional con una escala similar», para ajustar las proporciones de las distintas demandas museísticas de los técnicos del equipo de trabajo dispuesto por la corporación insular. «Se ha intentado obtener lo máximo de lo que se tenía a disposición, de tal forma que se ha puesto en valor el edificio y se ha trabajado para que no haya fallos en el uso», aseguran desde el Cabildo.
La memoria del proyecto de Romera y Ruiz, que está colgado desde la pasada semana en el perfil del contratante de la página web del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), desgrana las actuaciones que se desarrollarán, tanto en la zona pública con y sin bienes culturales, como en las internas con y sin bienes culturales.
Se aplican ideas de funcionalidad como que la entrada y la salida dejan de figurar en el mismo punto. «Los museos funcionan como un bucle, entras por una puerta y sales por otra, tras recorrer todo el recinto. Se ha traído aquí interpretando los criterios de accesibilidad y respetando la protección integral como bien patrimonial con la que cuenta el edificio», apuntan los arquitectos consultado.
Entre las novedades, también destacan que los patios se transforman en grandes halls para los visitantes, en el tercer nivel se instalarán las oficinas del museo y la galerías de la parte que era la casa de los expósitos se transforman en unos enclaves expositivos que en el total crecen más del doble.
La memoria descriptiva del proyecto de Romera y Ruiz Arquitectos SLP describe las intervenciones más destacadas que se llevarán a cabo en cada nivel.
En la planta baja, por ejemplo, en el patio número uno, se eliminan las estructuras metálicas y una bancada por cuestiones de accesibilidad y se redimensiona una de las jardineras. En el segundo, también se eliminan todas las estructuras metálicas y se instala una cubierta, ya que ahora se convierte en «una sala de acogida del museo».
La actual sala de proyecciones no respeta los criterios de accesibilidad, que se resuelven, y en la misma se instalará un ascensor. Otras novedades en este nivel son: el actual cyber acogerá la futura tienda y cafetería del museo; se interviene en la sacristía de la ermita para acondicionarla como sala de control audiovisual y lo mismo se hace en el cuerpo de la iglesia para que acoja las actividades paralelas; el foyer contará con un acristalamiento especial que lo transforma en espacio expositivo y las galerías del hospicio se transforman en espacios expositivos.
En el nivel uno, se acondicionan las salas expositivas a la normativa de accesibilidad, prevención de incendio y luminosidad que requiere un museo, se repara «el solado y la cubierta de la ermita, que están en ruinas» y se le dota de un sistema audiovisual, se transforma un pasillo como «de desembalaje, cuarentena para la recepción de bienes culturales y acceso al nuevo muelle de carga» y la galería de acceso al hospicio también «se redefine como sala de exposiciones», entre otras intervenciones, a las que se suma la creación de zonas de despacho y archivos en la terraza.
En las cubiertas curvas y planas de las naves del hospital y del antiguo hospicio se tienen previstos trabajos de impermeabilización, así como la instalación de canalones para la recogida de aguas.
Conviene recortar que uno de los principales problemas que presenta el edificio ya rehabilitado y el antiguo hospicio son de estanqueidad.
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