'Alguien tiene que morir', por ejemplo, el espectador de aburrimiento
Miniserie ·
El creador de 'La casa de las flores' repite con Cecilia Suárez en este thriller contextualizado en el franquismo y que también cuenta con Carmen Maura y Ernesto Alterio, entre otros
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Lo mejor que se puede decir de esta miniserie es que solo dura tres episodios, y no muy largos. En dos horas y media, quienes se quieran acercar a ella por curiosidad, habrán finiquitado el esperpento. Pero, hasta esta retorcida virtud, se convierte en un defecto por lo precipitado de su final. Lo anodino pega el acelerón para ventilarse toda la resolución en apenas diez minutos. 'Alguien tiene que morir' fue vendida como thriller, drama y familiar. ¡En alguna había que incluirla!
Tampoco tenemos claro si los fans de Carmen Maura o Cecilia Suárez (Pauline en 'La Casa de las Flores'), que se acerquen a ella por ver a una de sus musas, saldrán satisfechos. En realidad lo tenemos claro, no. Solo podrá estarlo Vodafone que, a pesar de que la serie dicen que de desarrolla en los años 50, ahí se les cuela el escaparate de una tienda. Queremos imaginar que fue un descuido.
Tras esta introducción, que podría desanimar a quienes aún se lo estuvieran pensando, es justo reconocer que el argumento prometía: la homosexualidad en tiempos de franquismo. Todo arranca cuando Gabino (Alejandro Speitzer) regresa a casa de sus padres diez años después de haberse ido a México. Lo hace acompañado de Lázaro (Isaac Hernández), un bailarín con ganas de comerse el mundo. Gabino sigue siendo un chaval, con toda la vida por delante aunque con una hoja de ruta marcada por su padre, ahora cargo del franquismo (Ernesto Alterio), y su abuela (Carmen Maura). El reparto lo completa su madre (Cecilia Suárez) y la criada de la mansión (Mariola Fuentes), quien tiene trama propia, se intuye que interesante pero desvanecida en el metraje.
Y ya decimos que, vista la primera media hora y leído el argumento, prometía. Mucho. Matrimonios disfuncionales, homosexualidad, franquismo, corrupción, familias adineradas enfrentadas. ¿Y en qué se queda? Un enredo que no profundiza en casi nada, que deja con ganas de saber más o, simplemente, de no volver a saber nada de ella. El elenco de actores y actrices salva el tipo, todo excelentes en este desaguisado, especialmente Ernesto Alterio. Incluso Carmen Maura, en su intento de ser la mala malísima se queda a medio gas. Y esto, conocida su trayectoria, es culpa del guión y no de su capacidad para meterse en el papel. Al igual que al resto se les nota incómodos en la defensa del texto, escrito por el director de esta miniserie, Manolo Caro. Sí, el mismo que el de 'La casa de las flores'... ¡acabáramos! Aunque, si en esta consiguió encontrar brillantemente ese punto bizarro absurdo que constituyó un género en sí mismo, aquí quiso ir de 'serio' y salió escaldado.
Si les vienen con el cuento de que es una comedia negra, tápense los oídos. Si dicen que les dicen que es un retrato de la homosexualidad en aquella época, lean más -si no lo han vivido- aunque, y eso es justo reconocérselo, no existe mucha filmografía sobre este tema y, podría servir de acicate para que nos lleguen más obras.
Y llegado al final, lo que más curiosidad despierta es: ¿qué serie recomendará ahora la plataforma en esa habitualmente poco acertada sugerencia «Si viste 'Alguien tiene que morir' te interesará…»? Hagan la prueba. O borren las cookies de navegación para que no quede huella de estas dos horas y media perdidas. ¡Suerte!
Los tres capítulos que componen la miniserie 'Alguien tiene que morir' están disponibles desde el 16 de octubre de 2020 en Netflix.
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