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Guillermo del Toro realizó un acercamiento a nuestra Guerra Civil que a ningún director español se le hubiera ocurrido: desde el fantástico. 'Tratamos demasiado bien a las mujeres' también aborda desde un ángulo original la contienda o, para ser más exactos, un episodio poco conocido de la posguerra: la Operación Reconquista de España, un intento de invasión republicana por el Valle de Arán en 1944 que las tropas franquistas reprimieron en diez días.
Clara Bilbao, reputada diseñadora de vestuario con tres Goyas en su haber, salta a la dirección a los 52 años con una arriesgadísima comedia bélica con un tono que oscila entre el esperpento y el sainete. El prestigio de la figurinista bilbaína ha logrado que se apunten al lío actores de relumbrón: Carmen Machi, Antonio de la Torre, Luis Tosar, Julián Villagrán, Oscar Ladoire, Gonzalo de Castro... Sin embargo, lo tiene difícil para convencer en taquilla en su estreno en salas el próximo 15 de marzo porque, para empezar, es una película difícil de vender.
Ya el retador título adelanta que la experiencia será diferente. Iniciado en el movimiento surrealista, apasionado de las matemáticas y la literatura, Raymond Queneau es el autor de la novela que sirve de punto de partida al guion de Miguel Barros, 'Siempre somos demasiado buenos con las mujeres', ambientada en Irlanda. Los personajes no son los mismos, pero sí «el paternalismo y la condescencia con las mujeres», precisa la directora novel.
Los maquis que asaltan un pueblo en mitad de la nieve en plena huida hacia Francia acaban asediados por la Guardia Civil en una estafeta de correos. Sin embargo, su mayor enemigo lo van a tener dentro. Remedios Buendía (Carmen Machi, lo mejor del filme) habla con Dios y con Franco. Es una 'superfacha' que odia a todos los hombres y que está a punto de casarse en plena madurez con un alto mando militar franquista (Gonzalo de Castro). Justo cuando se está probando el vestido de novia se produce el ataque de los guerrilleros. El blanco de su atuendo se irá manchando con la sangre de sus víctimas, a las que irá asesinando como en una novela de Agatha Christie con estallidos gore a lo Tarantino.
«Aunque tuvimos dudas sobre el título, no quisimos cambiarlo, me parece muy pertinente», justifica Clara Bilbao. «Es una película valiente y arriesgada, nada convencional ni cercana al algoritmo que se maneja en el cine. Una comedia negra con mucho de aburdo que incluso roza lo surrealista y, al mismo tiempo, tiene una pátina melancólica para conmover».
Casi toda la acción de 'Tratamos demasiado bien a las mujeres' transcurre en interiores. Los diálogos pecan de literarios, aunque hay que reconocer la gracia de los cultos parlamentos del personaje de Oscar Ladoire, que parece salido de una película de José Luis Cuerda. «Me parecía arriesgado y valiente acometer el tema de las dos Españas, de los ideales que nos separan y nos pesan», alega la directora. «Y acometer el tema del feminismo desde un punto de vista completamente distinto al que estoy acostumbrada a ver en las películas, así como el paternalismo y la condescendencia como un tipo de machismo soterrado».
Por desgracia, el tono valleinclanesco, las salidas grotescas y el desencanto berlanguiano con ecos de 'La vaquilla' no cuajan pese a los actorazos y el empaque de producción. Eso sí, nadie podrá decir que esta es «otra película sobre la Guerra Civil».
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