Otra derrota en Eurovisión
«Seguimos arrastrando la imagen del ratero vividor que solo piensa en robarle la cartera al noble nórdico»
Es tremendo comprobar que los tuyos no te quieren. Estamos preparados para el desamor ajeno, pero nunca para el rechazo de la tribu. Nuestros orígenes primarios, de manada, nos hacen creer que la familia y los amigos de siempre nunca fallan. Su cariño es incuestionable, su lealtad inquebrantable, su fidelidad irreprochable. Eso al menos debieron pensar Rosa López, Julio Iglesias, Raphael, Azúcar Moreno y Peret cuando fueron a Eurovisión y se estrellaron con la triste realidad de que nuestros vecinos no nos quieren. «España, cero points» también debió resonar en la cabeza de Nadia Calviño el pasado jueves al comprobar su derrota en el Eurogrupo.
La cruda historia demuestra que para la mayoría de los países europeos España no es más que su parque de atracciones: un lugar donde tomar el sol, comer paella y emborracharse con sangría, pero nunca un socio fiable al que dejar que toque los cuartos. Seguimos arrastrando la imagen de los 60 del ratero vividor que solo piensa en robarle la cartera al noble nórdico. Con ese tópico en la mente de media UE, dar a nuestra ministra de Economía poder sobre las cuentas europeas equivalía para algunos de nuestros hermanos a poner al zorro a cuidar las gallinas. Y así nos fue y nos irá en los próximos días.
Lo realmente preocupante es que la clamorosa derrota de Pedro Sánchez y de toda la diplomacia española en esta votación llega justo en vísperas de una negociación trascendental, de una partida de mus en la que España se juega miles de millones de euros. El mensaje de los negros halcones europeos al Gobierno del PSOE ha sido claro y rotundo: habrá dinero para el rescate pero las condiciones serán dignas de esa Europa que siempre nos negará los 12 puntos.
Para colmo de males, las sinceras declaraciones de Calviño tras caer a manos de un ministro irlandés de derechas evidencian que España continúa sin cantar al gusto de la conservadora mayoría europea. Sánchez «salió a ganar» con el supuesto respaldo del eje franco-alemán que teóricamente domina la UE. «Teníamos apalabrados 10 votos. Alguno no hizo lo que dijo que iba a hacer», confesó la ministra al asumir que para ganar el festival hay que contar también con los pequeños, países modestos como Holanda que no están por la labor de facilitar a España recursos sin férreas condiciones. Cada punto tendrá un precio fijado.
En esa situación de debilidad y desconfianza absoluta, el Gobierno español llega esta semana al reparto de los 750.000 euros del fondo de reconstrucción europeo. Solo Massiel y Salomé han ganado, pero fue hace tanto...