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'El Niño' no llega en buen momento
Crecimiento azul

'El Niño' no llega en buen momento

'El Niño' de 2016 fue de gran intensidad y se alcanzaron temperaturas máximas absolutas, los indicios de llegada al final de este año, dependiendo de la intensidad máxima final abre la posibilidad de volver a batir el récord

Octavio Llinás

Expresidente de la Fundación Innovamar

Domingo, 21 de mayo 2023, 00:00

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En los últimos años han venido apareciendo noticias diversas respecto a dicho fenómeno que afecta de forma importante a las predicciones y situaciones meteorológicas en perspectivas globales y con efectos identificables en muchos casos cercanos y próximos. También en paralelo se ha venido incorporado de forma más reciente 'La Niña'.

El nombre del 'Niño' tiene su origen en la costa del Pacífico de Sudamérica y muy específicamente en las costas de Perú, donde se presenta con una evidencia y magnitud que hizo inevitable darle un nombre propio que permitiera su identificación.

El fenómeno (sobre el que se pueden encontrar mucha y buena información), tiene carácter periódico aunque irregular y de forma simplificada: es conse-cuencia de una superposición de aguas cálidas del norte del ecuador sobre las aguas habituales muy frías de la corriente del Perú, debido a una perturbación en el sistema océano/atmósfera (ENSO (del inglés El Niño-Southern Oscilla-tion, El Niño-Oscilación del sur), que tiene lugar en la sección occidental del Océano Pacífico, a lo largo de las costas de Perú, Chile y Ecuador. Este calen-tamiento de las zonas centrales del Océano Pacífico tiene un impacto global de escala planetaria (lluvias, sequias, intensificación, disminución de vientos, hu-medad…), estando ampliamente constatados un gran número de los efectos de estos eventos y se continúa encontrando e identificando consecuencias sor-prendentes en lugares lejanos que siguen aumentando la magnitud del fenómeno.

El lugar donde los efectos son negativamente espectaculares (en las costas de Perú y Chile), es donde se le puso nombre al hecho que suponía la desapari-ción de la pesca en diciembre, la disminución drástica de la captura de la an-choveta sobre la que se basa una parte importante de la economía del país, lle-gando a alcanzar valores mínimos en algunos 'Niños' produciendo un impacto de reducción de la actividad valorada en miles de millones de euros.

El fenómeno normalmente se extiende de octubre a febrero y suele presentar efectos máximos significativos en torno a la Navidad, de ahí que se asocia (pescadores peruanos desde el siglo XIX) a la llegada del Niño (Jesús en las celebraciones cristianas). 'La Niña' (nombre acuñado en 1985) se denomina así por contraposición, un fenómeno contrario en el sentido de que las aguas centrales del Pacífico (que se calientan en el caso del Niño), se enfrían anor-malmente en el caso de la Niña, produciendo fenómenos también extrémales en lugares e intensidades distintas en las temperaturas, las lluvias, sequías….

Las características principales de estos fenómenos es que son frecuentes, pero con una frecuencia indeterminada (de 2 a 7 años) y hasta hoy, a pesar de los esfuerzos realizados, poco previsibles, aunque gracias fundamentalmente a las observaciones desde satélite en la actualidad se pueden monitorizar con mucha precisión. Lo único nuevo desde el punto de vista ambiental global de este fenómeno es la capacidad de conocerlo, seguirlo y evaluarlo, ambos forman parte de los fenómenos climáticos naturales del planeta y los ecosistemas generales y particulares los tienen incorporados de forma intrínseca.

En consecuencia, lo que ahora es importante es la interacción de estos fenómenos con la población/actividad humana: por ejemplo y como se ha señalado, la disminución drástica de la pesca en un lugar y en un año concreto es un problema socioeconómico de la mayor importancia para la comunidad de afectados.

Las cuestiones se plantean en términos de relación con las circunstancias actuales, caracterizadas por el aumento de la temperatura en el planeta como consecuencia de las emisiones de los Gases de Efecto Invernadero GEI y se concretan en: ¿cómo está afectando este calentamiento antropogénico a estos fenómenos? ¿los extreman? ¿los modifican? ¿en qué medida?… y la otra gran cuestión es: ¿qué consecuencias van a tener estos fenómenos al ocurrir sobre un nivel térmico creciente? 'El Niño' de 2016 fue de gran intensidad y se alcanzaron temperaturas máximas absolutas, los indicios de llegada al final de este año, dependiendo de la intensidad máxima final abre la posibilidad de volver a batir el récord.

Todas estas cuestiones ambientales globales generan la intensificación del 'interés social' cuando se concretan en efectos de relevancia próximos. En un año como éste en que la sequía en España se plantea con gran crudeza, se tratan de establecer la mayor o menor relación con el 'Niño' actual o con la próxima 'Niña'. El hecho cierto es que en España (con independencia de su mayor o menor pero inequívoca relación con los fenómenos globales), los periodos de sequía se suceden con intensidad y frecuencia variable, cuando la intensidad es alta y la duración larga se dan todo tipo de iniciativas que tienden a disminuir en cuanto aparecen las primeras lluvias 'normales', lo que tiene como consecuencia que muchas de las medidas necesarias para resolver o paliar los efectos socioeconómicos no se toman en tiempo, cantidad e intensidad necesarias y cuando vuelve la sequía la situación sigue teniendo los mismos efectos negativos conocidos.

Hay una realidad conocida e inequívoca: la población crece y con ella la necesidad de agua. La cantidad de agua disponible ya no es suficiente en muchos lugares y se irá haciendo más insuficiente en un número de áreas del planeta cada vez más amplias. Es imprescindible: optimizar los usos y consumos (lo que debe producir un ahorro significativo dada la ineficacia contrastada del uso actual), reciclar de forma generalizada el agua usada y además producir y hacer disponibles cantidades importantes de 'nuevos' volúmenes de agua potable/utilizable.

Los tres procesos son posibles y son cada vez más eficientes, pero requieren: inversiones de gran dimensión proporcional a los problemas; planificación y estrategias difíciles; generar compatibilidad y sinergias sociales de importancia, además de impulsos tecnológicos continuados y fuertemente sostenidos ya que la producción de agua requiere cantidades importantes de energía.

Las características de Canarias (ambientales y de población), tienen como consecuencia que se presenten con antelación problemas que se seguirán extendiendo de forma genérica en los territorios continentales. El agua es un ejemplo claro de esta circunstancia: la primera potabilizadora de agua de mar se instaló en España (1964, Lanzarote), siendo ahora problema novedoso en muchos lugares de la península.

Nunca será buen momento la llegada del 'Niño' (ni cualquier fenómeno de esas dimensiones) si no se aprende cada vez que sucede. Es evidente que el primer aprendizaje debe ir dirigido a disminuir de la forma más eficiente los efectos negativos, lo que sin duda se hace con poco éxito, pero lo que no es evidente y puede hacer cambiar el balance de las consecuencias, es si se aprovecha la oportunidad de participar de forma activa en la búsqueda y materialización de las soluciones. En el caso del agua, la experiencia propia en Canarias, la disponibilidad de energías renovables en cantidad y distribución optimas y el ser islas (con el agua de mar como contexto), brinda una oportunidad para participar y convertir en crecimiento económico y empleo estos fenómenos adversos.

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