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NC y el poder electoral

Jueves, 1 de enero 1970

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Si hay una formación en el Archipiélago al que poco o nada pueda repercutirle el asunto catalán, es NC. Con independencia de lo que ocurra, recordemos que este es un panorama electoral frentista que favorece la polarización, NC puede seguir tranquilamente su camino trazado de aquí a mayo de 2019. Por eso, dentro de esa lógica, es natural la abstención de su senadora en la Cámara Alta ahora que toca proceder a la votación de la aplicación del artículo 155 de la Constitución a instancias de La Moncloa. Y como hoy por hoy NC no gobierna a nivel regional no tiene la restricción que sí precisa CC que, fruto de la debilidad parlamentaria de Fernando Clavijo, no puede distorsionar el frente articulado por Mariano Rajoy.

Román Rodríguez puede obtener un número de escaños importante en el Parlamento autonómico. Un buen resultado en Gran Canaria, ya lo hizo en 2015, que tanto Asier Antona como Ángel Víctor Torres tendrían que tenerlo presente de cara a cualquier fórmula futura de Gobierno. Es más, hasta el propio Clavijo no puede actualmente tirar mucho de la animadversión a NC en cuanto que la calculadora puede obligarle a cortejarla llegado el momento. Ya sabemos que el discurso de la confluencia nacionalista en Canarias surge periódicamente en función de las circunstancias. Y, si las cosas se ponen feas, el poder económico de Tenerife no tendrá problema en rescatar el relato del nacionalismo canario unificador antes que aceptar un pacto al estilo del que se produjo en el País Vasco entre socialistas y populares. Y paradójicamente puede ocurrir en 2019 que ante una elevada fragmentación parlamentaria sus diputados valgan oro para CC.

Por otro lado, NC ya tiene su propio feudo electoral: Gran Canaria. Antonio Morales venció en las urnas a la primera y echando por tierra aquel prejuicio sustentado en que no lo lograría al no proceder de la capital. Su liderazgo pudo con ello. Morales aglutina tanto el voto del nacionalismo de izquierdas como el ecologista pasando por esas clases medias progresistas que desean en el Cabildo un mando en plaza que rezuma las esencias de la canariedad.

Este es un escenario, por tanto, en el que las diversas siglas se juegan mucho en función de cómo sea el desenlace en Cataluña. En un debate público jaleado por banderas conviene cuidar mucho las emociones. Rajoy escogerá probablemente el mejor instante para adelantar y convocar elecciones generales. Y en medio de esta problemática enquistada concurre NC que puede permitirse la licencia de atender su discurso electoral sin lindarlo demasiado a la tensión del desafío soberanista. Su voto, el de Rodríguez como el de Morales, en suma el de NC, no necesita estar al acecho de los desvelos de La Moncloa.

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