Marisco y democracia
A LA ÚLTIMA ·
Resulta curioso que con la democracia pase como con el marisco: cuando escasea, se ansía y cuando abunda, se desdeña
En O Grove (Pontevedra) se decía de los menesterosos que eran tan pobres que en Navidad solo comían centollo. Eso era en los años 50 ... del siglo pasado, cuando el marisco abundaba y, efectivamente, la gente humilde del mar comía lo que pescaba; no había dinero para caprichos. En Casa Germán de Cambados servían ostras de tapa gratis con la taza de albariño, en el Xesteira de Vilagarcía camarones de balde y los marineros devolvían al agua los bueyes de mar por feos y abundantes. 70 años después, ostras, centollos, camarones y bueyes ya no son manjares baratos, sino un producto caro y escaso que se aprecia y se desea.
Resulta curioso que con la democracia pase como con el marisco: cuando escasea, se ansía y cuando abunda, se desdeña. Nacho Cano lleva tiempo denunciando que nuestra democracia se parece mucho a la dictadura de Franco, que no vivimos en libertad ni podemos decir lo que queramos y lindezas parecidas. Cano desprecia la democracia que tenemos como los marineros gallegos despreciaban las nécoras: había demasiadas, se pescaban muy fácil y no eran unos bichos adorables, parecían arañas.
Hoy empieza la Festa do Marisco de O Grove. Es un evento multitudinario que dura nueve días y en el que, además de diez conciertos y otras diversiones, se puede comer marisco hasta hartarse a precios razonables. Es el destino favorito de las excursiones de 'baby boomers' jubilados, que valoran las navajas, las almejas y las cigalas porque tantas y tan baratas solo se comen en esa fiesta. El resto del año, ni abundan ni son asequibles. Pero los 'baby boomers' no son como Nacho Cano: les ha costado demasiado la democracia y poder comer marisco como para despreciarlos ahora.
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