El culto a la Virgen María y su imagen con el niño Jesús en sus brazos tiene gran influencia de la diosa Isis con el niño Horus en su regazo
Fran Luis Rguez. Redondo
Las Palmas de Gran Canaria
Martes, 31 de octubre 2023, 23:08
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Los Evangelios cristianos contienen muchos pasajes extraídos de los textos sagrados del Antiguo Egipto. Veamos algunos. En el famoso juicio final, recogido en el capítulo 25 de Mateo, Jesús dice: Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros…porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, estaba desnudo y me vestisteis, en la cárcel y vinisteis a verme. Estas mismas palabras se leen en el Libro de los muertos egipcio, en el capítulo 125, (llamado El pesaje del corazón), donde el alma del difunto comparecía ante el tribunal de Osiris para conocer lo que sería su vida futura. Y para entrar en el cielo (El Amenta egipcio) el muerto hacía una serie de declaraciones donde juraba que en su vida pasada, no había robado, matado ni quebrantado la ley y que entre otras acciones buenas había dado de comer al hambriento, de beber al sediento, de vestir al desnudo…y si luego los jueces aprobaban el comportamiento que el difunto tuvo en la tierra lo proclamaban merecedor de entrar en el paraíso. Se dirigían seguidamente al portero del cielo, y llamándolo por su nombre le ordenaban, «Petra, ábrele las puertas a este hijo de Osiris porque vivió en la verdad y se alimentó de la verdad. El dios le ha acogido benévolamente, según deseaba, porque dio pan al hambriento, agua al sediento, vistió al desnudo». Hay que resaltar que el que tiene las llaves del cielo egipcio se llama Petra, igual que el Pedro de los evangelios, y el escribano que va anotando los pormenores del desarrollo del juicio se llama Thot-Mateu.
Su paralelismo en el Nuevo Testamento es Mateo, el escritor del evangelio. El libro de los muertos tiene más de 5.000 años de antigüedad y los evangelios canónicos menos de 2.000 años…. Ya, a finales del tercer milenio A.C se encuentran en Egipto pensamientos tan elevados como este: El hombre será juzgado conforme se haya comportado en la tierra.
El culto a la Virgen María y su imagen con el niño Jesús en sus brazos tiene gran influencia de la diosa Isis con el niño Horus en su regazo. Esta famosa imagen estaba en numerosos monumentos religiosos de Egipto y actualmente se puede ver en el museo egipcio, y es anterior en varios siglos a la era cristiana. El culto a la Virgen Isis se difundió más allá de Egipto, por todo el Mediterráneo y el imperio romano. Llegó a tener santuarios incluso en la península ibérica. Isis dio a luz a su hijo Horus en el solsticio de invierno, el 25 de diciembre, la misma fecha que siglos más tarde eligió la Iglesia para el nacimiento de Jesús, concretamente en el siglo IV de nuestra Era. Isis, la madre del Salvador Egipcio, Horus, fue adorada como una virgen. En su templo en la isla de Philae aparecieron esculpidas en sus muros himnos a Isis Mery, donde era invocada como Nuestra Señora, Reina de los Cielos, Estrella del Mar, Madre de Dios, Intercesora, Virgen Inmaculada. A finales del siglo IV el emperador romano Teodocio declaró el cristianismo como religión oficial del Imperio y se prohibieron todos los cultos paganos. Una vez eliminado el culto a Isis, se persiguió a sus devotos. Y fue en el siglo V cuando todas las prerrogativas y atributos de la Virgen Isis pasaron a la Virgen María. Las letanías de Isis guardan una sorprendente semejanza con las dedicadas a la Virgen.
Numerosos estudiosos de religiones y mitología comparadas sostienen que el culto de Osisris constituyó el modelo del dogma cristiano. La Pasión, muerte y resurrección de este dios egipcio correspondería a la de Cristo. Ambos son traicionados por un familiar, Osiris por su hermano Set, y Jesús, por su hermano Judas. (Marcos 6:3). Cuando mueren, a Osiris lo busca desesperadamente Isis Meri, y a Jesús, María Magdalena. Tanto Osisris como Jesús se convierten por su resurrección en el dios de los vivos y de los muertos y en su Juez Supremo. La tríada que él formó con Isis y su hijo Horus prefiguraría la Sagrada Familia. La procreación milagrosa de Horus sin intervención del sexo, según una de las versiones del mito que recoge Plutarco, sería el primer antecedente de la virginidad de María. En el Libro de los muertos que mencionamos antes, abundan himnos dedicados a Osiris con alabanzas como estas: Dios de vida, Señor amoroso. Soy ayer, hoy y mañana. Soy el Señor de la Resurrección. Honor a ti, Rey de Reyes, Señor de Señores. Milenios más tarde vemos las mismas frases en el Apocalipsis 17:14.
Las coincidencias entre la narrativa de los evangelios y el mito de Osiris no sólo son asombrosas, sino numerosas, que seguiremos exponiéndolas en futuros artículos como este.
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.