La tostada y la mantequilla

La intrahistoria de la Ley de Murphy habla de experimentos en una base aérea para comprobar los efectos sobre los pilotos de la desacelaraciónen los aviones de combate. Dicta la leyenda que de esas pruebas científicas surgió el famoso mantra pesimista «todo lo que pueda salir mal, pasará», aunque en la década de los cincuenta del siglo pasado aún fuera imposible vislumbrar este 2020. ¡Si el tal Murphy levantara la cabeza y renaciera en Canarias estos días tendría que reescribir a la baja sus teorías!

Porque en las islas ahora mismo casi todos tenemos claro que en este negro año la tostada caerá siempre del lado de la mantequilla, el carril izquierdo será el más lento si cruzamos el coche y la cola del supermercado se dormirá desde que nos cambiemos con el carro lleno. Incluso Pedro Sánchez pareció presentir el mal fario la semana pasada cuando optó por callar en Lanzarote y hablar por los codos pocos días después en Baleares. Aquí las cosas van muy mal y, si Murphy no se equivoca, irán a peor mientras el Estado se centra en abordar esos 'problemas mayores' donde Canarias tiene escaso interés.

Entre tanto, «todo lo que puede salir mal» sigue pasando. Hace más de 20 días Reino Unido decidió dejar a Canarias en el carro de la lista de zonas donde viajar de turismo implicaba una penalización de 15 días de confinamiento a la vuelta. Entonces el Gobierno regional confiaba en la «diplomacia española» para convencer a Johnson de que aceptara «corredores seguros» que libraran al archipiélago de esa maldición. Esa esperanza se ha ido diluyendo día tras día y ahora, con el incremento de positivos en las islas, suena incluso a sueño infantil. La tostada cayó del lado de la mantequilla.

Tampoco ha corrido demasiado el calendario desde que el presidente Ángel Víctor Torres y el vicepresidente Román Rodríguez mostraban un optimismo contenido ante el futuro de Canarias, siempre confiando en que la temporada alta turística del archipiélago supondría una inyección de moral y de dinero para la dolorida economía isleña. Así mejorarían los ingresos fiscales para engordar unas cuentas que hace tiempo que no cuadran. Pero la rebanada ha vuelto a escaparse entre los dedos: los rebrotes acercan a las islas a un nuevo abismo repleto de incertidumbre. Puede pasar y pasa.

El virus y sus efectos colaterales continúan amenazando a Canarias con una negra sombra que lo oscurece todo. Mejor prepararse bien para lo peor. Visto lo visto queda claro que Murphy sigue en forma.