El triángulo
«En un territorio que sirve de ejemplo como Reserva de la Biosfera que aspira a ser Patrimonio de la Humanidad, se permite contaminar de más como si nada»
Con cerca de 165.000 residentes y la presencia cotidiana a diario de al menos 60.000 turistas, Lanzarote cuenta con una flota activa de poco menos de 450 taxis. Y con la particularidad de que impera la condición municipal; de manera que un vehículo de San Bartolomé que carga viajeros en el aeropuerto no puede subir a potenciales clientes que hacen cola en alguna parada de Playa Blanca. Y lo mismo le ocurre a una licencia de Yaiza o Tías cuando completa su servicio en el Hospital General Doctor José Molina Orosa o llega a la puerta de Los Jameos del Agua.
Como consecuencia, no siempre se brinda una prestación acorde a la calidad que se presupone. Y lo que es peor, en un territorio que sirve de ejemplo como Reserva de la Biosfera que aspira a ser Patrimonio de la Humanidad, se permite contaminar de más como si nada.
Así las cosas, la experiencia vivida este pasado viernes en Arrecife creo que puede servir para valorar una posible toma de medidas a corto y medio plazo; a pesar de que apenas contó con publicidad, aspecto que muy probablemente amortiguó sus efectos prácticos. La cosa consistió, por mediación del Cabildo, en que se declaró a la capital como 'zona de prestación conjunta', durante buena parte de la mañana y primeras horas de la tarde; por petición de los taxistas arrecifeños. De este modo, la ciudad fue durante horas un territorio abierto a que licencias de cualquier ámbito pudieran operar con los cruceristas o bien cargar viajeros en cualquiera de las paradas repartidas por la capital.
Siendo obvio que en Lanzarote no cabe la insularización específica, con un distrito único; igual de evidente es que se necesitan cambios. Y ojo, sin necesidad de tocar el bolsillo a nadie. Al contrario, optimizando recursos, los taxistas serían los primeros beneficiados. Y de ahí en adelante, mejor para todos.
