Tarifa plana
La empresa tiene sus propias estrategias. Por tener, ofrece hasta un servicio de crédito en línea, de esos que se tramitan enteritos por internet, aunque no exime a los incautos de la obligación de pagar sus deudas en cómodos plazos. Con sus tarjetas y aplicaciones se puede comprar gasolina, una camiseta o una ensalada. Por menos de cinco dólares se desayuna usted una alpargata de carne mechada con su refresco, y el resto del día ya no pasa hambre.
La marca fue patentada hace más de 200 años como una tienda donde vendían leche. Por lo visto, la vaca salió buena de ubres. Probablemente frisona, como las que llevaron los colonos que se asentaron en Pensilvania. Ejemplares de cercano parentesco al toro del Cabildo y a buena parte de la cabaña grancanaria. Bien por descendencia directa del semental, o bien por haber tramitado los papeles de inmigración, la holandesa es muy apreciada en la ganadería local. Sólo en el último año han llegado a la isla unas mil cabezas bien amuebladas para esta labores.
El caso es que Wawa tiene hoy casi 700 tiendas repartidas por seis federaciones de los Estados Unidos. No lo saben en el Cabildo de Gran Canaria. Por eso, los ingeniosos responsables del transporte colectivo por carretera presumen de modernos y llamaron así, wawa, al carnet juvenil que permite viajar por la isla con tarifa plana. En plan gracioso publicitan una empresa americana, los muy creativos.
El correctivo de la Academia Canaria de la Lengua, por silencioso, fue inútil. Esa forma de educar a los jóvenes en el respeto al vocabulario propio tampoco se aprecia. Los farsantes destrozan las palabras y cobran por ello. Ya se sabe que la ignorancia es muy atrevida. De ello presume el gobernante impune. Ese que trata al votante, y a los viajeros, como si fueran ganado.