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Socialdemocracia, ‘light’, en tiempos del cólera

Socialdemocracia, ‘light’, en tiempos del cólera

Jueves, 1 de enero 1970

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En pocos años hemos pasado del asalto al cielo al apoyo a unas cuentas públicas socialdemócratas muy, muy moderadas. Síntoma de madurez, tal vez, o simple baño de realismo que puede servir para mejorar las relaciones entre las izquierdas estatalistas en el próximo período y que ayudará a consolidar mayorías de progreso en las instituciones tras la cita con las urnas del próximo mes de mayo, un proceso que tendrá su antesala en las elecciones andaluzas.

Gobiernos de progreso ya existentes y parece que bastante consolidados -si hacemos caso de lo que han ido reiterando los más variados sondeos- en las islas, con el Cabildo de Gran Canaria -pese a la crisis interna de Podemos que dio al traste con el inicial acuerdo- y el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria como ejemplos más significativos.

Está muy bien que se diga ahora que hay que mejorar la vida de la gente con actuaciones concretas, que no solo de discursos vive el hombre y la mujer. Para eso está la política. Ayer, hoy y mañana. Y que los acuerdos se hagan con transparencia y participación de las bases. Tras leer su ratificación en los medios, claro.

Aquellas líneas rojas, aquellos bramidos de los barones territoriales, aquellas escenificaciones y chulerías, aquellas susanadas contra la línea de flotación de su secretario general, parece que han pasado, afortunadamente, a mejor vida, tras la más que meritoria resurrección de Sánchez y su llegada a La Moncloa. Abriendo la puerta a futuros entendimientos y a esa colaboración entre las izquierdas que ha venido defendiendo Iñigo Errejón.

Austeridad y recortes. El panorama ha cambiado sustancialmente. No sé lo que estarían diciendo los de Pablo Iglesias si estos presupuestos hubiesen sido presentados exclusivamente con el aval del PSOE. Pero intuyo que los calificarían de insuficientes y señalarían que no se aprovecha el buen momento económico. Que no se revierten con valentía y determinación las políticas de austeridad y recortes. Que no se afronta la pobreza ni se hacen mayores esfuerzos para combatir la violencia de género. Y que se plantea una política fiscal timorata, y que, en la práctica, no se impulsa una reforma que haga pagar más a los que más tienen y que evite los privilegios de las grandes corporaciones multinacionales. Y no faltarían a la verdad.

Por que lo cierto es que en muchos de los temas hay continuismo. Como en las pensiones, tras la enmienda del PNV que hizo rectificar a Rajoy en los Presupuestos Generales del Estado para 2018. Asunto en el que hay que esperar prontas resoluciones en el Pacto de Toledo que garanticen su sostenibilidad en una sociedad envejecida y en la que la precariedad y los bajos salarios no ayudan al mantenimiento del sistema.

Las medidas en materia fiscal que se plantean en los PGE 2019 tampoco van a incrementar sustancialmente la recaudación, imprescindible para abordar un mejor funcionamiento de los grandes servicios públicos. No sé si por debilidad o por intentar atraer al apoyo a las cuentas públicas a fuerzas políticas como PNV y Pdcat que, especialmente esta última, se encuentran en el espacio del centro derecha.

SMI. La estrella, al menos mediática, está siendo el anunciado incremento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que quedaría en 900 euros. Partida que, eso sí, no sale de las arcas públicas, sino de las empresas. Situado por debajo de otros SMI europeos, la subida del mismo aliviará la situación de medio millón de familias. Con impacto de género -son más las mujeres que se encuentran en esa situación de reducidas nóminas- y con desigual desarrollo en las distintas comunidades autónomas. Canarias será una de las grandes beneficiadas, gracias a su maravillosa estructura salarial.

La reacción de las derechas de Rivero y Casado ante la subida del SMI, y el conjunto de la moderada propuesta presupuestaria, ha sido completamente desmesurada y catastrofista. Una muestra más de su patriotismo de banderita. Al que no parece preocuparle en exceso la situación real de empobrecimiento de una parte importante de la población española, incluyendo también a muchas personas que tienen empleo, pero cuyos salarios no les llegan para cubrir sus necesidades más básicas.

Por otra parte, también es positiva, sin duda, la posibilidad de que las corporaciones locales puedan usar parte de su superávit en partidas destinadas a la educación infantil 0-3 años (en la que Canarias se encuentra a la cola del Estado), políticas de fomento del empleo o construcción y rehabilitación de viviendas. Pero resulta incongruente -y contradictorio con lo que hasta ahora han defendido ambas formaciones políticas, que la medida no afecte también a las comunidades autónomas, posibilitando que estas cuenten con más margen de actuación presupuestaria y ello revierta en los servicios públicos y en el bienestar de la mayoría social.

Falta por ver cómo saldrá Canarias en estas cuentas públicas, tras dos años muy positivos. Una Canarias que sigue en situación social muy grave. El informe Arope, recién publicado, señala que se incrementa la población de las Islas que vive en condiciones de privación material severa; y eso sucede en medio de varios años con crecimiento del PIB. Un panorama de pobreza y desigualdad ante el que el Ejecutivo de Clavijo se plantea unas irresponsables rebajas fiscales en los Presupuestos de la Comunidad Canaria. Tremendo.

Pero volvamos al acuerdo Podemos-PSOE. Frente a lo que viene ocurriendo en Europa y en el mundo, un oasis socialdemócrata, por pequeño que sea, por limitadas que sean sus aspiraciones y concreciones programáticas, que lo son, constituye una alegre excepcionalidad. Pero voladores, los justos.

«Prioridad a la lucha contra la pobreza y la exclusión para paliar las situaciones más graves en materia socio-económica, centrando los esfuerzos en ofrecer a las personas los mecanismos para salir de la pobreza de manera permanente. Por tanto, la prioridad será poner en marcha un paquete de medidas urgentes para combatir la exclusión social, la pobreza laboral y la pobreza infantil. El plan de choque distribuirá 7.000 millones de euros para un Ingreso Mínimo Vital y un Complemento Salarial Garantizado». ¿Les suena? Forma parte del acuerdo de Gobierno PSOE-Ciudadanos de 2015, mucho más ambicioso que lo que Podemos y PSOE han acordado ahora, en que no se destinan más de 180 millones a la pobreza. Aunque alguno le moleste, aquel acuerdo, que mereció el rotundo no de Podemos, era más progresista en muchos de sus contenidos, invito a releerlo, que el actual entendimiento presupuestario.

Socialdemocracia, bastante light, en los tiempos del cólera.

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