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Sin escándalo

Jueves, 1 de enero 1970

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En su flamante congreso de 2008, Coalición Canaria, la fuerza gobernante antes, entonces y hasta ahora en el Archipiélago, se comprometió a establecer «una política demográfica que asegure la estabilidad de la población». Para ello, se hacía necesario alcanzar «un nivel de cualificación acorde al nuevo modelo económico». Y todo ello, como no podía ser de otra manera, «porque para Coalición Canaria las personas son lo primero». Así está escrito.

En la década transcurrida, la población canaria ha crecido un modesto 2,4%, aunque su estructura presenta mutaciones profundas. Al envejecimiento galopante se suma la incapacidad de regeneración autóctona, nacen menos canarios y llegan más extranjeros. Con los datos conocidos hace apenas dos semanas, en el último año se empadronaron en las islas 13.033 foráneos más que el anterior, hasta sumar los 259.791 habitantes llegados del exterior. Los nacimientos, mientras tanto, se quedaron en 12.776, lo que indica la buena salud de la economía y el deterioro de las condiciones de vida de la población local. Efectivamente, canarios; la crisis ha terminado.

Así al menos lo perciben desde el exterior, puesto que a los registros oficiales acude a inscribirse cada vez más población ajena. Dicen los expertos que vienen porque encuentran trabajo rápido, y no deben estar muy equivocados. Los recién llegados ya son más jóvenes que la media de los indígenas.

Sin embargo, los índices de paro siguen disparados; 213.191 canarios estaban sin empleo en abril, casi el 21% de la población activa. De ellos, 95.124 son parados de larga duración, y más de la mitad, 120.736, son mujeres. La costumbre tiene sus perversiones. El nuevo modelo económico ya está aquí. Por esto no se escandaliza nadie.

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