29 segundos, por favor

La relatividad del tiempo está cargada de misterio. Por mucho que Albert Einstein descubriera que depende del ritmo al que se mueva cada elemento o del lugar desde donde se observa el desplazamiento, lo cierto es que sigue sorprendiendo que el paso del reloj sea tan subjetivo. El tic-tac se contrae o dilata a gusto del consumidor, un fenómeno que explica que los 29 segundos de paseíllo de Pedro Sánchez con Joe Biden pueda ser una cumbre bilateral y, a la vez, un mal chiste. ¡Qué no daría Ángel Víctor Torres por contar con ese triste medio minuto de pura relatividad!

En tan poco tiempo, el presidente del Gobierno canario tendría quizás ocasión de preguntarle a su jefe de filas qué hace tan difícil colocar un radar del SIVE que cubra la costa de Órzola. ¿Cuántas personas más deben perder su vida en el mar para que la luz de los móviles de los vecinos deje de iluminar la oscuridad de la política migratoria del Estado en las islas?

A Torres le sobrarían diez pasos de camino a la foto para exponer a Sánchez en Moncloa o en Canarias -si se dignara a visitar esta tierra- que el REF del archipiélago es una ley de obligado cumplimiento y la industria audiovisual, de los pocos ingresos extra de las islas con valor añadido. ¿No bastan esos segundos para convencer a Madrid de que está escamoteando 6 millones de euros que para las arcas estatales no son ni triste calderilla?

Con nueve saltos más de la manecilla larga del reloj, el titular del Ejecutivo canario podría interrogar a Sánchez sobre el paradero de los 500 millones de euros del Convenio de Carreteras cuyo convenio se iba a firmar en marzo y que siguen esperando 'sine die' a que María Jesús Montero asienta con la cabeza. ¿Hace falta una eternidad para entender que el derecho de la Comunidad Autónoma a ese dinero está avalado por una sentencia judicial que no entiende de pegas tecnócratas del Ministerio de Hacienda?

En época de 'política del relato', cuesta entender que necesidades básicas del archipiélago mendiguen un hueco en la agenda del jefe del Gobierno central, cuando comunidades como Cataluña han tenido el honor de contar en una decena de ocasiones con su selecto tiempo. Y es que los segundos regalados a Sánchez por el presidente de EE UU son un reflejo del peso actual de España en política internacional: 29 gramos de nada, como se ha encargado de subrayar la prensa de Marruecos estos días. La misma nada relativa con la que Moncloa responde a Canarias cuando se trata de dedicarle tiempo y cariño.