El 'chiste' del 155, según Abascal
La España de las Autonomías, fruto del desenvolvimiento de las disposiciones constitucionales, no es ajena a las tensiones territoriales
Santiago Pérez
Las Palmas de Gran Canaria
Miércoles, 19 de julio 2023, 21:00
Que Abascal resuma la experiencia de la España de las Autonomías como «40 años de titubeos» y como un 'chiste' la aplicación del artículo 155 ... de la Constitución -para afrontar la ruptura del orden constitucional en Cataluña desencadenada por el Procés y por la Declaración Unilateral de Independencia-, es el termómetro más fiable de la encrucijada en la que nos encontramos.
No viene de más recordar que el procés llegó a su cénit con un Gobierno del PP, en plena vigencia del delito de sedición y sus penas (cuyo restablecimiento sería, según Feijóo, el bálsamo de Fierabrás contra cualquier nueva intentona secesionista) y, por cierto, después de casi una década de conflicto de baja intensidad entre dos ejecutivos, el estatal y el catalán, presididos por partidos conservadores y, cada uno a su manera, nacionalistas. Nacionalismo español, nacionalismo catalán y discursos patrióticos a tutiplén para camuflar la política de recortes que ambos Ejecutivos conservadores aplicaban con verdadero deleite en Cataluña y en España durante la Crisis Financiera de la década pasada. Y, de paso, para tapar la corrupción que les ahogaba.
Feijóo acaba de bendecir como 'constitucionalistas' al tal Abascal y al partido que lidera. Porque, de poco para acá, los que se han apropiado de la patente para homologar quiénes lo son y a quiénes hay que aherrojar a las tinieblas exteriores, son los herederos de aquel puñado de ministros franquistas que estuvieron refunfuñando durante el debate para la aprobación de la Constitución y se opusieron mayoritariamente al Título VIII. Tanto y con los mismos argumentos que empleó por aquel entonces un jovencito Aznar (aunque más viejo que el que esto suscribe), que ya apuntaba maneras. Es como el mundo al revés. Y a España nunca le ha ido bien, y frecuentemente trágicamente mal, cuando se acaba estableciendo un relato deformado de su acontecer histórico efectivo y de su realidad social y política. Y peor aún, si cabe, cuando influyentes sectores sociales logran imponernos la desmemoria colectiva. Y sus intereses.
La aplicación de la 'coacción federal'es una decisión política trascendente y cuyos circunstancias justificadoras y cuyos efectos jurídicos y competenciales están constitucionalmente previstos. Procedimientos similares existen en todos los Estados de estructura territorialmente compleja, es decir en los sistemas políticos federales. Debe ser una decisión proporcionada a la gravedad de la situación, como lo fue durante la crisis catalana. Y resultó eficaz. Los nostálgicos del centralismo autoritario que se instauró desde el advenimiento de la dinastía borbónica, y que llegó a su cénit en el Régimen franquista, estuvieron defendiendo el mantenimiento indefinido del 155, que por naturaleza tiene carácter temporal. Su prolongación sine die habría sido una ruptura del orden constitucional mucho más parecida a un golpe de Estado, impuesto y sostenido por las instituciones centrales que -esas sí- tienen bajo su responsabilidad las Fuerzas Armadas y las Fuerzas Y Cuerpos de Seguridad.
Estos nostálgicos del franquismo y de las ensoñaciones imperiales, cuyos mitos han anunciado volver a imponer en los planes de estudio, olvidan -o simplemente ignoran- que en aquellos gloriosos tiempos en los que no se ponía el sol en los dominios de la Corona española, la Monarquía hispana era un conglomerado de Reinos, cada uno con sus instituciones y su ordenamiento jurídico propio, unidos exclusivamente por la dinastía que ostentaba la Corona de todos ellos -como fruto de alianzas matrimoniales o de acciones diplomáticas o militares exitosas-. De forma que el de 'confederación de reinos' era seguramente el concepto más apropiado para describirlo. Con gran lucidez lo analiza J. Elliott en 'La España de los Austrias' (1500-1700).
La España de las Autonomías, fruto del desenvolvimiento de las disposiciones constitucionales, no es ajena a las tensiones territoriales, las mismas que se producen en muchos Estados europeos. Pero es el sistema indiscutiblemente más idóneo para encauzarlas. Tiene como principios fundamentales la unidad de España, el reconocimiento de su pluralidad y, en consecuencia, del derecho al autogobierno de nacionalidades y regiones, así como del de solidaridad entre todas ellas.
A mí no me cabe la menor duda de que la extrema derecha es la fuerza de choque del capitalismo más despiadado. Les he oído invocar a los trabajadores, a los autónomos y a los agricultores y ganaderos; pero ni una sóla vez votar a favor de las medidas del Gobierno progresista para afrontar los difíciles tiempos que hemos vivido, proteger a los más vulnerables, la reforma de las relaciones laborales o el establecimiento de impuestos sobre los beneficios «caídos del cielo», sobre las grandes fortunas o las principales empresas financieras o energéticas. Stefan Zweig describió impecablemente, en 'El Mundo de ayer, Memorias de un europeo', cómo el nazismo emergente, al mismo tiempo que pronunciaba esos discursos populares, cerraba acuerdos con los principales poderes económicos de la Alemania de entreguerras, que cuando llegaron al poder aplicaron mediante la violencia estatal.
Lo único positivo de esas declaraciones, que no he leído en un teletipo anónimo, de esos que sólo conoce Feijóo, sino realizadas en un acto organizado por Europa Press, es que son clarificadoras 'al mássimo'. De lo que nos espera si Abascal y Feijóo, que no dice una verdad ni por una apuesta, se acabaran ayuntando en el Gobierno de España.
Posdata. En medio de la vorágine de estos días, Vox ha ofrecido su apoyo a la investidura de Clavijo en el Parlamento de Canarias y ha votado a favor de candidatos de Coalición Canaria a las alcaldías de Granadilla (Tenerife) y Teguise (Lanzarote). Debe ser el resultado de la confianza que les inspira este 'nacionalismo' canario después de decenas de votaciones en el Senado en las que el senador Clavijo ha coincidido con PP, Vox y lo que quedaba de Ciudadanos. Y en contra del Gobierno.
Vds. no lo presenciaron ni casi ningún medio informativo del Archipiélago se ha hecho eco de ellas. Pero yo, sí. Y las he registrado convenientemente.
Por eso no puedo no contárselo a ustedes.
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