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Reacción tardía

Del director ·

Ahora aparece la Fiscalía Europea y los hay que se rasgan las vestiduras

Viernes, 11 de noviembre 2022, 00:00

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Aunque tarde, la oposición parlamentaria ha asumido que el caso Mascarillas es algo más que «un serial de Netflix», expresión que llegó a emplear un parlamentario de Coalición Canaria. Claro que lo mismo cabe decir de algunos en el Pacto de las Flores, en especial los que desde el minuto uno se inventaron una teoría de la conspiración que daba risa si no fuera porque son personas ya entradas en años y uno creía que eran solventes. Me refiero a la 'fake news' que sostenía que todo era un ajuste de cuentas entre los partidos de la alianza de gobierno. Con lo fácil que habría sido que unos y otros, los que gobiernan y los que opositan, hubiesen tenido a bien preguntar a los protagonistas del caso y sacar sus propias conclusiones.

En esa reacción tardía hay que incluir la petición hecha ayer por Coalición Canaria y el Partido Popular de activar una comisión de investigación parlamentaria. José Alberto Díaz Estébanez y Carlos Ester fueron los encargados de presentar la petición, que ahora, previo paso por la Mesa, tendrá que ir a pleno para su votación. ¿Vio usted a Fernando Clavijo en la rueda? ¿O a Manuel Domínguez? No. Se ve que estaban en otros menesteres y, sin desmerecer a los dos parlamentarios citados, es evidente que hasta la fecha -y ni siquiera ayer- no ha habido una apuesta decidida por saber qué pasó durante la gestión de Conrado Domínguez al frente del SCS (repasen, para los incrédulos, la comparecencia en comisión parlamentaria del propio Domínguez y analicen la puesta en escena, por ejemplo, de Vidina Espino, que ahora es uña y carne de CC).

Lo mismo cabe decir del desaforado interés que ahora tienen sus señorías por el informe nonato de la Audiencia de Cuentas. Debe ser que en mayo de este año andaban muy atareados en la oposición y no cayeron en la cuenta de la publicación del preinforme, de las noticias sobre el envío al Tribunal de Cuentas y de que las alegaciones del Servicio Canario de Salud las firmó Conrado Domínguez, en un ejercicio de juez y parte de sí mismo que costaba entender. En esto, el Gobierno canario lleva en el pecado la penitencia, pues tampoco quiso saber qué había pasado, todo ello salvando la presunción de inocencia, pero sin anteponer el deber de conocer.

Ahora aparece la Fiscalía Europea y los hay que se rasgan las vestiduras. Veremos cómo acaba su investigación pero, evidentemente, no es buena imagen para las islas. Y esto ya no va de que parezcamos tierra sospechosa, sino de lo grave de que quienes, pudiendo haber hecho mucho más -gobernantes y opositores-, estuvieron meses de perfil.

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