El ministro desnudo
Frecuencia modulada ·
«Escrivá apareció en turbo en Tenerife, en tanga en Arguineguín y con todo al aire en Fuerteventura»El nudismo ya no está de moda. Hace unos años practicarlo se consideraba moderno, saludable e incluso daba cierto estatus progre a quienes se atrevían a lucir como Dios los trajo al mundo. En cambio ahora ir en cueros parece hasta de mal gusto, acostumbrados como estamos a cubrir con objetos todo lo que nos disgusta y a dejar al aire solo lo que nos parece socialmente aceptable. Quizás por eso la fábula de Andersen de 'El traje nuevo del emperador' suena ahora más que nunca a cuento chino: un rey preferiría hoy dudar de su procedencia que pasear en público con la verdad por delante. Aunque en la vida pública española parece que hay una excepción a esta tendencia de tapar las vergüenzas: el ministro José Luis Escrivá.
Y es que la visita del titular de Migración a Canarias ha dejado en evidencia lo que le importa el Estado la nueva ola de cayucos que sufre el archipiélago. Hasta la semana pasada, Madrid -con el beneplácito lógico de la delegación del Gobierno y, en menor medida, del Ejecutivo de Ángel Víctor Torres- seguía poniendo paños calientes a su indiferencia frente al problema. Estamos intentando, queremos trabajar, vamos a preparar...un rosario de promesas que nunca llegaban a cuajar y que solo servían para dejar pasar el tiempo sin soluciones al problema.
Sin embargo, tras las declaraciones del ministro desnudo durante su visita a las islas, nada se esconde ya bajo la ropa de las supuestas cumbres que se han celebrado este verano por videoconferencia para dar una respuesta digna al aumento de un 500% de la llegada de inmigrantes. Escrivá apareció en bañador turbo en Tenerife cuando contestó a las preguntas de los periodistas con un «no es de mi competencia», lució palmito en tanga durante su «impresionante visita» al puerto de Arguineguín, y se presentó con todo al aire cuando plantó a las autoridades de Fuerteventura ante preguntas indiscretas. «Esto es lo que hay», vino a decir el dirigente del Gobierno central cuando se esperaban respuestas y soluciones. Un 'calvo' en toda regla.
La desnuda verdad también salió de la boca del ministro al hablar de sus compañeros de Gobierno como dirigentes de otra galaxia. En versión del sorprendente -por evitar crudos calificativos- Escrivá, Margarita Robles es una tacaña que no cede centros de Defensa para acoger inmigrantes y Fernando Grande-Marlaska un señor bien vestido incapaz de reactivar las repatriaciones. Debe ser que la coordinación también pasó de moda.