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Vea la portada de CANARIAS7 de este viernes 29 de marzo

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Nieve, lluvia, vientos y fenómenos meteorológicos adversos de variada índole hicieron ayer que se suspendiesen las actividades extraescolares en los centros escolares al tiempo que también se paraba la actividad en el Parlamento de Canarias. A los niños fue mejor dejarlos a resguardo por la tarde, nadie lo pone en duda, por aquello de mejor en casa que en canchas y patios varios. ¿Y nuestros diputados regionales? Pues para que no tuvieran que coger aviones y barcos dirección Tenerife, donde se encuentra la sede parlamentaria regional. Supongo que lo mismo hicieron todos los trabajadores que tenían que desplazarse ayer en avión o barco entre islas por motivos laborales. Se habrán también quedado a buen recaudo. ¿O no?

Pues no, porque como es sabido, no todos los trabajadores tienen la misma consideración. Pero no pasa nada, de verdad, no se va a hundir Canarias porque el pleno se retrase unos días. La ley de Servicios Sociales de Canarias, el proyecto de ley de Memoria Histórica de Canarias y la tercera votación de las candidaturas presentadas para la provisión de vacantes del Consejo Rector de la Radio Televisión Canaria (RTVC) estaban en el orden del día. Todo ello puede esperar.

En realidad, Canarias lleva años a la espera de algo, de un cambio, de una actividad decidida que dé impulso verdadero a estas islas y a sus gentes. Pero no parece nada de ello próximo. Los días pasan en debates baldíos en los que de fondo solo está el ejercicio del poder de unos pocos. Mientras, y a pesar de las grandilocuentes cifras macroeconómicas, sobre todo las que se refieren al turismo, la población sigue igual. A la cabeza en pobreza –el 44,6% de la población isleña está en riesgo de exclusión social–, según el último informe sobre El Estado de la Pobreza, de finales de 2017, pero no por ello deja de ser actual. La llamada tasa AROPE –el indicador europeo que mide el riesgo de pobreza y exclusión social– apunta a Canarias, el paraíso del sol y las playas, del turismo y el buen vivir, como la comunidad autónoma española donde más población hay en riesgo. Y no pasa nada.

Y no son cifras simplemente. Detrás de estos datos hay mucha gente, personas, familias, niños, ancianos... Una población desprotegida que vive como puede, que sobrevive en medio de una burbuja de bienestar, de felicidad, éxito y triunfo. La de otros, claro. Mientras, llueve y nieva; más para unos que para otros.

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