La sombra del caso Grúas
«Las prisas de Clavijo para aclararlo deben ser enormes. Pero también para CC que ahora tiene un serio problema»
Rafael Álvarez Gil
Se enreda el caso Grúas. Estar aforado no es ningún privilegio sino una necesidad para definir la división de poderes y para entender la figura hay que retrotraerse a las revoluciones liberales. Que el concepto con el tiempo se ha desfigurado y se ha politizado (en términos corrientes) es otra historia. Pero ser aforado no es (o no debe ser) patente de corso para hacer y deshacer. De ahí, que tenga dudas sobre hasta qué punto es novedoso o democráticamente revolucionario que el nuevo Estatuto de Autonomía de Canarias haya extinguido el aforamiento para los diputados y miembros del Gobierno autonómico. Precisamente por eso, entendiendo esta noción, Fernando Clavijo debe estar preocupado; que sea con razón o sin ella será en función de la sentencia cuando llegue en su momento y califique los indicios de delitos de malversación y prevaricación. Pero a Clavijo le espera la justicia o la batalla cuerpo a cuerpo que son singularmente las más cruentas. Para empezar porque el Juzgado de Instrucción de La Laguna ya no empieza desde cero. Es decir, retoma la causa pero hay unos precedentes formales, políticos (recordemos el papel del consejero José Miguel Barragán hace unos días) y mediáticos que hacen que ahora la jueza instructora no pueda archivar sin más como la anterior vez porque primero la expectación es mayor y luego la Audiencia Provincial (que recordemos mandó la reapertura) vigilará especialmente la marcha del caso.
