Trascendencia de un primer vuelo hace 110 años
Con esos vuelos pioneros no sólo despegó la historia de la aviación en estas islas, sino que despegaba todo un espíritu de progreso que caracterizaba a Gran Canaria desde unas décadas antes, con el Puerto de La Luz como exponente.
Hace 110 años, un 30 de abril de 1913, desde las llanuras de Guanarteme -acondicionadas los días anteriores para estas maniobras de despegue y aterrizaje-, ... entre gritos enardecidos y jubilosos de miles de personas, que se apostaron no sólo en las inmediaciones, sino en las laderas de las montañas cercanas, levantaba vuelo un avión por vez primera en la historia de Canarias. Era el Bleriot XI tripulado por el afamado piloto Leonce Garnier, que en días sucesivos abandonaría los cielos de Guanarteme y Las Canteras, de Las Palmas de Gran Canaria en general, para surcar los de todo el norte de Gran Canaria, llegando hasta Agaete, con un inesperado aterrizaje en Arucas, en terrenos de la familia Gourie, que vislumbró como aptos para ello, y que conmovió a toda su población. Se entiende que Alonso Quesada, en una crónica de 1919 titulada 'El avión se fue', al referirse a uno de esos primeros vuelos sobre la ciudad, presentía lo que la aviación supondría para la isla, al decir como «anteayer se marchó el avión y la ciudad se quedó sin este pequeño detalle. Ahora parece como que le falta una cosa. Tiene la ciudad el mismo aire desairado que una bota a la que le falta el botón de arriba».
Con esos vuelos pioneros no sólo despegó la historia de la aviación en estas islas, sino que despegaba todo un espíritu de progreso que caracterizaba a Gran Canaria desde unas décadas antes, con el Puerto de La luz como exponente. Despegaba definitivamente un punto, una encrucijada atlántica que en el pasado había sido fundamental, desde el paso de Colón que la instituía como camino y encuentro entre continentes, y que en los años finales del XIX, con los nuevos y grandes trasatlánticos, convertido el puerto en base carbonera ineludible, entraría también en las sendas de la globalización que hoy caracteriza al mundo. Sin duda, había despegado una fuerza motriz que transformaría decisivamente todo el porvenir de Canarias en las décadas sucesivas.
Y es que Gran Canaria vivió los primeros años del siglo XX entre enormes esperanzas y anhelos de un futuro que se auguraba brillante, abierto al progreso gracias al desarrollo de sectores y actividades hasta ese momento incluso impensables en la isla, al tiempo que entre la inquietud y el desasosiego que producía el ver como tales perspectivas no podrían quizá madurar, y muchas ni siquiera cumplirse, al no contar con un sistema administrativo y político que le permitiera afrontar decisiones y resoluciones con verdadera capacidad propia. Eran los años entonces en los que también despegaba esa institución, el Cabildo Insular. Y la isla, con su puerto, que fue también su primera estación aérea, fue base de operaciones para afamados y pioneros vuelos de hidroaviones, como el caso en 1919 del hidroavión biplano Donnet-Denhaut, tripulado por el francés Henri Jules Lefranc, que unía por los cielos a Saint Raphaël, Francia, y Dakar, o pocos años después, en marzo de 1922, el vuelo del hidroavión 'Lusitania', conducido por los pilotos portugueses Gago Couthino -al que esta ciudad no dudó en dedicarle una calle- y Saccadura Cabral, que desde Lisboa, vía Gran Canaria y Cabo Verde se dirigían a Río de Janeiro, o el histórico vuelo de Dornier Wall bautizado 'Plus Ultra' y comandado por Ramón Franco que, en 1926, voló entre Palos, Huelva, y Buenos Aires, con una primera parada en el Puerto de la Luz, en una ciudad que acogía a aquellos tripulantes como verdaderos héroes, pues estaba convencida de la importancia trascendental que para su futuro tenía la pionera y heroica aventura aeronáutica. Una ciudad que en aquellos años pensó, proyectó y soñó en poner un aeródromo en lugares como las llanuras de Schamann.
Hace 110 años despegaba también el futuro insular con la constitución, el domingo 16 de marzo a las tres de la tarde, de la primera corporación de Cabildo de Gran Canaria, la institución que, desde sus primeros años, apostaría por la aviación como eje de futuro insular, promoviendo para ello en 1922 la creación de un servicio aéreo permanente entre la península y esta isla, o apostando por los terrenos de Gando, por la inmejorable ubicación que desde entonces le reconocían todos los expertos en navegación aérea, como futuro aeropuerto de Gran Canaria. Un año en el que también se insistía en reclamar una Comandancia General de Marina en el puerto, pues como reclamaba el periódico La Defensa a finales de febrero, que «se establezca en el puerto más concurrido e importante, que es, sin género alguno de controversia, el de La Luz». Un puerto y unas instalaciones que, tres años después, mostraban su alta capacitación tecnológica, al recibir y reparar, tras una navegación de más de 4.000 millas náuticas por el Atlántico, desde el puerto de Nueva York, en unas aguas plagadas de submarinos alemanes y de buques en plena gran guerra europea -algo que afectó dramáticamente al puerto y a la economía insular-, al primer submarino de la Armada española, el submarino Holland serie 903-L, similar al tipo M-1, que el gobierno español había encargado a los astilleros Fore River & Co., y que fue bautizado con el nombre glorioso de 'Isaac Peral'.
El Ejército del Aire y del Espacio, este mes de octubre, convencido de la trascendencia que esta historia aeronáutica ha tenido para Gran Canaria en particular, como para Canarias y para el conjunto de España, conmemora el 110 Aniversario de aquellos primeros vuelos en las islas con una gran exhibición aérea, en la que participará la afamada y reconocidísima 'Patrulla Águila' y la prestigiosa 'Patrulla Acrobática de Paracaidismo'. No podía ser de otra forma, pese al enorme esfuerzo que supone organizar esto, pues el hito, la efeméride que se conmemora, el devenir que surgió de aquel despegue pionero, fue tan señero como que ahora, en estos próximos años, se de un nuevo y trascendental despegue, el que llevará a tener al espacio exterior como protagonista del acontecer mundial, incluso de nuestra vida cotidiana, y en ello Canarias ya se muestra también como una encrucijada de primer orden, algo que también afectará decididamente a su futuro y a su progreso. Por ello no puede separarse esta remembranza de aquellos días de hace 110 años, de la réplica pionera que supone en la actualidad abrir los caminos hacia el espacio exterior. Y todo ello lo percibiremos en esa magna exhibición aérea en la Playa de Las Canteras, reducto atlántico que fue testigo de viajes pioneros y cardinales para la humanidad, del encuentro de gentes una y otra orilla del Atlántico, de los puntos más dispares de nuestro mundo, del primer vuelo en estas islas, de esas transformaciones sociales y culturales que sobrevino de todo ello. Las Palmas de Gran Canaria, gracias a la invitación que le hace el Ejército del Aire y del Espacio, 110 años después alza de nuevo el vuelo sobre el alto cielo, pues en él, tras los aviones y los futuros vehículos espaciales, sigue brillando la esperanza.
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