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Pura historia del periodismo isleño
Opinión

Pura historia del periodismo isleño

«Se cumplen 15.000 ediciones que son pura historia del periodismo, en general y en referencia a Canarias»

Juan José Laforet

Cronista Oficial de Las Palmas de Gran Canaria. Doctor en Ciencias de la Información

Martes, 21 de noviembre 2023, 23:05

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No ha sido habitual, en el marco de la historia del periodismo grancanario en particular, como canario en general, trazar un recorrido constante y solvente como el que ha realizado el periódico CANARIAS7 a través de 15.000 ediciones, en el día a día de 41 años de la vida insular, tras aquel inolvidable 2 de octubre de 1982, cuando, bajo un, entonces, muy elocuente y sonoro «Ya estamos aquí», afirmaba que llegaba «con el compromiso y la responsabilidad de ofrecer a los pueblos y a las gentes del Archipiélago el servicio cotidiano de la información y de la opinión impresa…», empeñados «…en trabajar por una Canarias mejor con veracidad y honestidad…».

Los periódicos tardaron en aparecer en Gran Canaria que, pese a tener imprenta desde el año 1800, no contó con las condiciones, los estímulos y las voluntades adecuadas para ello, hasta los primeros momentos de la segunda mitad del siglo XIX. Fue también un mes de octubre, el de 1852 -130 años justos antes de la aparición del CANARIAS 7-, cuando el día 10, el mismo en que entraba en vigor la esperadísima Ley de Puertos Francos -que se celebró con júbilo y festejos por todas las calles de la capital insular-, apareció el que podemos considerar el primer periódico que tuvo esta isla -aparte de esporádicos Boletines Oficiales-. Un medio que llegó con grandes ilusiones, con inmensas ganas de abrir esa senda, como señaló el propio Agustín Millares Torres, «del progreso, oyendo a lo lejos y como débil eco, la voz de la prensa, que tímidamente al concluir el siglo XVIII, se levantaba ya entonces poderosa e irresistible sirviendo de indiscutible base a la libertad de pensamiento», y que despertó hondas esperanzas, pues era auténtica bandera de aquel «porvenir» por el que entonces se trabajada a brazo partido.

Sin embargo, aquel periódico también delimitó algo que sería norma habitual en la prensa insular del siglo XIX, como en buena medida de muchas de las publicaciones del XX, la de la inestabilidad y la fugacidad, pues la mayoría no eran constantes en sus ediciones, o no tenían medios para serlo, y debían clausurar pronto su empresa, por muy diferentes motivos. El Porvenir que en su 'Prospecto' (a modo de número 0) del 10 de septiembre anterior, señalaba con altura de miras y animosas expectativas como «…las Islas Canarias serán consideradas de hoy más cual su situación e importancia merecen, y de que obtendrán a la vuelta de pocos años un engrandecimiento tal que reconquisten y puedan llevar con verdad el renombre de Afortunadas: tal es el Porvenir que las espera…», al tiempo que afirmaba que era su «…único fin y la tendencia única de este periódico: el sostenimiento y generalización de las ideas indicadas; el conocimiento de los verdaderos intereses de toda la Provincia y de todos sus Pueblos…», y añadía «….no nos separaremos una sola línea de la senda de la imparcialidad…», debía anunciar, un año después, en su edición nº 98, del 29 octubre de 1853, que «…haciéndose la Redacción merecedora de justos cargos, prefiere abandonar desde ahora una empresa que ha excedido a sus fuerzas, y que se ha persuadido no poder llevar dignamente a cabo. Por esto cesará la publicación de El Porvenir con este número...».

En nuestros días, el caso del periódico CANARIAS7 se instituye como uno de los capítulos más elocuentes de la historia del periodismo canario. A través de cuatro décadas, sustanciales en el devenir del Archipiélago, a través de tiempos y momentos en los que la vida insular se ha transformado sustancialmente, en los que esa antigua aspiración de progreso, de búsqueda del porvenir no sólo se ha mantenido, sino que ha condicionado en mucho la vida cotidiana, el periódico ha ido mucho más allá de la obligada y puntual crónica, y se ha instituido en icono totémico, donde queda recogida esa pluralidad de voces, de ideas, de aspiraciones, de reflexiones que representa a insulares, e incluso a foráneos que hacen suya la vida y la expectativas isleñas, y con ello dando cumplimiento a aquella aspiración inicial de «…querer tener voz, querer nacer periodísticamente en una sociedad como la canaria que demanda pluralidad de voces porque exige pluralidad de opciones».

15.000 ediciones hacen patente también como el periódico, que aparece en 1982 entre evidentes «condiciones, estímulos y voluntades» que reclamaban nuevos medios, ha debido crecer y cuajar en un tiempo entre dos siglos, en el que se han debido afrontar diversas y diferentes etapas, como las ha afrontado la misma sociedad canaria, pues ha sido un largo periodo de cambios, de transformaciones, y el periódico ha mostrado una enorme capacidad de entender y ajustarse a esas mutaciones de la sociedad a la que sirve «con veracidad y honestidad», siendo reflejo del interés general, de la misma identidad canaria.

Y en la actualidad lo logra con solidez, con la firmeza necesaria que muestra esa Canarias solvente, capaz de asimilar positivamente todos los cambios que trae consigo el siglo XXI, sin perder el ser y sentir identitario. Y esto lo enfrenta no sin enormes dificultades, pues hoy debe ejercer el periodismo en el seno de eso que se ha dado en denominar modernidad líquida -en base a los parámetros que estableciera el sociólogo Zygmunt Bauman-, un orbe donde todo es más precario, provisional, donde no hay interés por construir nada definitivo, donde cada vez son menos las personas que creen en soluciones definitivas, incluso quizá ni les gustan. Y de ello surge, comprensiblemente, las denominadas audiencias líquidas, ante las que los periódicos, y los propios periodistas, deben reflexionar sobre su presencia en las redes sociales, sobre si estas en realidad son una buena fuente y un buen medio, sobre el papel que tomará en las redacciones la ya en boga inteligencia artificial, pues el periódico, el periodismo en general, deberá conocer y entender a unas audiencias muy insertas en las redes sociales, quizá perdidas en ellas, sin ningún control de fiabilidad de las fuentes a las que acuden. Pero en estos procesos de cambios Canarias7 ha sido, una vez más, hijo de sus tiempos -y lo digo en plural, porque ha debido vivir y afrontar varios y diversos-, y su adaptación y disposición ante las nuevas tecnologías la tuvo muy presente desde la misma primera edición, donde reconocía que «desde el principio estuvo muy claro que el futuro del periodismo viene por la aplicación al mismo de la informática», para avanzar por todas las transformaciones tecnológicas, que en las décadas sucesivas llegaban como un torrente ensordecedor, y hoy estar plenamente en los frentes digitales más actualizados.

15.000 ediciones que son pura historia del periodismo, en general y en referencia a Canarias. Un esfuerzo colectivo tanto de quienes las han gestionado y las han puesto en la calle y en las redes sociales -redacción, talleres, informáticos, administración, marketing, y todo el personal del periódico en general-, como de muchos y diversos sectores sociales, culturales, ciudadanos, empresariales, que desde antes de nacer el periódico se sumaban a este proyecto, convencidos entonces, como ahora, de la necesidad de contar con «un periódico sin partidismos y que tiene como norte Canarias y como límites la Constitución y el correcto uso de la libertad de expresión que ella garantiza».

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