
La cuarta
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El Buque Escuela J.S. Elcano y Gran CanariaEl Puerto de La Luz, la histórica Bahía de Las Isletas, que desde tiempos remotos fuera fondeadero buscado por ignotos marinos, que fue testigo del ... paso de navegantes romanos o mallorquines, según recogen crónicas de muy diversos siglos, ha sido también lugar de parada sustantiva, desde 1928, para el buque escuela de la Armada 'Juan Sebastián Elcano', que en su primer viaje y 'bautismo de mar' llegó, procedente de Sevilla y Cádiz, un 23 de mayo de aquel año, aunque días antes, según se informó desde Arrecife, recaló por 'El Río', al norte de Lanzarote, para efectuar maniobras, y más tarde navegó junto a Fuerteventura, desde donde comunicó el comandante comunicó al jefe de la Estación Radio que «Se ha recogido en este barco 10 millas al sur de Fuerteventura una paloma con tres anillos con las siguientes inscripciones—Gran Canaria 27 279 - G. León 25-319 151. Lo qué le comunico por si hubiera algún, interesado». Y es que Gran Canaria, su Bahía de Las Isletas, ha estado unida a través de los siglos a las más señeras singladuras atlánticas entre uno y otro continente, desde el mismo paso del Almirante de la Mar Océana Cristóbal Colón a las expediciones científicas del XVIII, sin olvidar la llegada en 1917 del primer submarino de la Armada, que arribó directamente desde el puerto de Nueva York. Así, no es de extrañar que, en el callejero del barrio marinero y portuario por excelencia de la capital grancanaria, La Isleta, se encuentren nombres como el de Juan Sebastián Elcano o Isaac Peral. En la actualidad también existe, desde 2019, un monumento, ahora reinstalado en el Muelle Deportivo, conmemorativo del 5º Centenario de la Primera Circunnavegación de la Tierra, obra del escultor Máximo Riol, y donado por ASO CLUIB Gran Canaria en nombre de la sociedad isleña, a cuya inauguración, el 12 de noviembre de aquel año, asistieron mandos y guardiamarinas del buque escuela. Una historia y una tradición naval de la que Las Palmas de Gran Canaria y su puerto es parte ineludible y principal, algo que nos recuerda y resalta la presencia constante, a lo largo de sus noventa y seis años, en cincuenta y dos singladuras, de este hermoso y señero buque escuela 'Juan Sebastián Elcano' pues aquí sus tripulaciones siempre perciben, según nos dice con sus versos Tomás Morales, que «El mar es como un viejo camarada de infancia/ a quién estoy unido con un salvaje amor;/ yo respiré, de niño, su salobre fragancia/ y aún llevo en mis oídos su bárbaro fragor».
Pronto la presencia, del que hoy es uno de los más prestigiosos y conocidos buques escuela de todo el mundo, se hizo característica y siempre esperada en Las Palmas de Gran Canaria, donde una y otra generación de guardiamarinas –en las que se encontraron los reyes don Juan Carlos y don Felipe- fue siempre recibida no sólo con solemnes actos y elegantes recepciones en instituciones, como el Gabinete Literario o el Real Club Náutico, sino con el afecto y la hospitalidad familiar que aquí siempre se les ha dispensado, para que pudieran descansar unas horas de la ardua tarea y la vida dura de abordo, donde en su periplo los guardiamarinas cada jornada tienen un programa muy intenso, en el que alternan horas lectivas de materias como geografía, navegación astronómica, meteorología o maniobra general entre otras, con los ejercicios propios de la navegación a vela, algo imprescindible en la formación de todo marino.
De nuevo, la espléndida estampa del bergantín-goleta 'Juan Sebastián Elcano', con su eslora de 113 metros, una manga de 13 metros, un peso de 3.732 toneladas y cuatro mástiles que llevan los nombres de Blanca, Almansa, Asturias y Nautilus, los cuatro buques escuela que lo precedieron en las tareas de formación en la mar de los guardiamarinas, ha engalanado una vez más, este viernes 19 de enero de 2024, la aguas de la Bahía de Las Isletas, noventa y seis años después que lo hiciera por vez primera, y en su primera singladura atlántica, aquel inolvidable 23 de mayo de 1928, cuando a las seis de la tarde arribaba procedente de Cádiz, bajo el mando, desde el 29 de febrero anterior (curioso que esta nueva llegada se produzca como la primera en año bisiesto), del capitán de fragata Manuel de Mendívil Elio, y cumpliéndose ahora, este año 2024, nada menos que su 52 recalada en Gran Canaria.
Sin embargo, y como gran anécdota -que afortunadamente quedó en eso, en anécdota-, de aquella primera singladura en el puerto grancanario, tanto la tripulación del recién estrenado buque escuela, como las autoridades locales y la ciudadanía en general, se llevaron una sorpresa inesperada y poco grata, aquel 29 de mayo de aquel 1928, al día siguiente de su llegada, cuando sobre las ocho de la tarde, del vapor francés 'Blois', atracado al muelle de Santa Catalina para cargar la fruta que se le tenía destinada, se percibió que salía humo de sus bodegas, por lo que se procedió por dos remolcadores a desatracarlo y ponerlo fuera del puerto, donde el fuego aumentó notablemente. Pero también, según resaltó la prensa, «…las llamas alcanzaban unas proporciones grandes que pusieron en grave peligro a las embarcaciones inmediatas al 'Blois'. Entre otros, el buque-escuela de Guardias Marinas, 'Juan Sebastián Elcano', que tuvo necesidad de ponerse en franquía, por temor a que las chispas que de la enorme y fantástica hoguera procedían, causasen en él algo parecido…» Tal fue la confusión creada que en «…el momento de salir hacia la rada el 'Juan Sebastián Elcano' produjo con el botalón la rotura del palo del remolcador 'Gran Canaria'…» Al día siguiente el Gobernador Civil de la provincia, Antonio Martín y Acuña, acudió a bordo del buque para devolver la visita que le hiciera su comandante, e interesarse por el suceso del día anterior, recorriendo las dependencias del buque, de las que hizo grandes elogios.
A este buque, y a la formación de los guardiamarinas, están unidos los nombres de notables marinos grancanarios, como es el caso del contralmirante Wenceslao Benítez Inglott (hermano del cronista, Eduardo, y del abogado y poeta, Luis), que entre 1929 y 1931 estuvo como Director de la Escuela Naval Militar en San Fernando, Cádiz, donde luego también ocuparía la dirección del Observatorio Astronómico de la Armada dado su enorme prestigio científico en estas materias, o el del Almirante Fernando Meléndez Bojart, que en junio de 1940, siendo aún capitán de fragata, llegó al Puerto de La Luz al mando del 'J. S. Elcano', donde fue recibido por sus familiares y muchísimas personalidades de la sociedad grancanaria. Otro ilustre marino nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1959 que mandó el 'J.S. Elcano' en el año 2000 es el que fuera AJEMA, el almirante Juan Carlos Muñoz-Delgado Díaz del Río. También cabe resaltar como han sido varios los almirantes jefes del Mando Naval de Canarias que han ostentado el mando del buque escuela como son, entre los más recientes, los casos de los almirantes Gabriel Portal Antón en 1987, Salvador M. Delgado Moreno en 2006, Manuel de la Puente Mora-Figueroa en 2010, o del actual almirante Santiago de Colsa Trueba, que ostentó su mando entre 2019 y 2021.
Precisamente, y como brillante prolegómeno a esta nueva singladura grancanaria del 'J. S. Elcano', el pasado miércoles 17 de enero el almirante de Colsa Trueba ofreció una amena y magníficamente documentada conferencia en el Real Club Náutico de Gran Canaria, donde no sólo mostró un profundo conocimiento del buque y sus misiones, sino de su historia e identidad náutica. En ella resaltó como este histórico buque, que es «navegante y embajador», apareció en un momento muy brillante de la historia de España, aquel 1927 en el que también se conformaría la Generación del 27, o en el que se crearon empresas como Iberia o la petrolera CAMPSA. Y eso hacía recordar también que aquel mayo de 1928 en Las Palmas de Gran Canaria también se vivía un momento muy intenso y significativo de su historia. En lo cultural el 28 de mayo de 1928 se asistía a la reinauguración por todo lo alto del Teatro Pérez Galdós, con el estreno de la ópera 'Aida' y, al día siguiente, de 'Manon', con una orquesta dirigida por el prestigioso maestro Capuana. También en aquellos días se continuaba abriendo nuevas rutas de conexión aérea de la isla con el exterior, y Gran Canaria recibió con atención al experto piloto sir Alan Cobham, que, como recogía la prensa de aquel día 24 de mayo, realizaba « un vuelo científico alrededor de África, con un recorrido de 20 mil millas, emprendió a las siete de la mañana de hoy su vuelo, con rumbo a Casablanca , siendo presenciad a la salida por un público numeroso , congregado en «el muelle de Santa Catalina, el que dispensó una cariñosa despedida al intrépido aviador», por lo que, por unas horas, coincidieron en el Puerto de La Luz el hidroavión 'Singapore' y el buque escuela, todo un símbolo de esa encrucijada atlántica que representa este puerto.
Tras la visita a Gran Canaria el buque se dirigió a Tenerife y navegó por entre el Archipiélago Canario y el de Azores, para luego dirigirse a San Sebastián donde arribó el 4 de julio «para recibir la bandera de combate que le regala la Diputación provincial de Guipúzcoa. El día 6 embarcarán en dicho puerto los guardiamarinas, y el barco zarpará para Cádiz, con objeto de limpiar fondos» y empezar el 1 de agosto su primera vuelta al mundo, que culminó el 28 de mayo del año siguiente.
Su partida el 31 de mayo de aquel 1928 no fue ni mucho menos un adiós, sino un «hasta siempre», pues casi cien años después vemos como el Puerto de La Luz, el Arsenal de Las Palmas, se ha instituido también en su casa, en una parada querida y siempre deseada, y como han sido muchos los grancanarios que, a lo largo de ese tiempo, también han navegado y se han formado como marinos a bordo de este buque escuela. Su estampa en la bahía de Las Isletas, su primigenia llegada al caer de la tarde en 1928, trae el recuerdo de unos versos de la poetisa isleña Josefina de la Torre, vinculada a la 'Generación del 27', que nos hablan de como «Sobre la superficie/ del mar encandilado/ de las seis de la tarde, saltan algunos peces/ que dejan sobre el agua,/ al caer, una onda», esas mismas ondas que siempre ha dejado, como profundas y perennes huellas, en las aguas de la bahía grancanaria el 'Juan Sebastián Elcano'».
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