Jerónimo
En todas las estaciones admiramos su templanza y capacidad de distancia frente a las adversidades. Ante situaciones eléctricas -vaya si las pasamos- podía abstraerse con la música, remanso de pasiones tranquilas, antesala del rellano en que reconducir lo que parecía imposible
Juan Fernando López Aguilar
Martes, 21 de noviembre 2023, 19:04
En lo que en la jerga europea que hablamos en las instituciones europeas llamamos 'familia socialista' cultivamos la memoria de las personalidades que nos enorgullecen. ... Votando en el Pleno de Strasbourg del Parlamento Europeo, recibo en mi móvil la noticia -conmoción triste, inesperada- de que Jerónimo fallece, desde la certidumbre de que su pérdida tiñe de luto no sólo a nuestra formación, la socialista, sino a toda nuestra gente.
Creo expresar el compungido sentimiento de perpleja incredulidad que devasta a quienes somos compañeros/as en nuestro proyecto político, habiendo frecuentado su trato hasta las mismas vísperas de su fallecimiento. Sabiendo de su vitalidad jovial, invariablemente abierta a cualquier intercambio de opiniones y de bromas, su disponibilidad a almorzar o a quedar o a recibir información de última hora sobre lo humano y lo divino, lo local y lo global, lo prosaico y lo excelso, me cuento entre quienes, tras cada charla, acababa concluyendo que el incombustible, perenne, inagotable Jerónimo nos sobreviviría a todos.
Canarias, la política, el compromiso cívico en sus incontables formatos, la cultura -su creación de su disfrute- se conduelen y, con el mismo latido, rinden tributo tanto a su larga vida y sus trabajos como a las conversaciones regaladas a quien se le aproximase a esta persona de bien que habremos el recordar el resto de nuestras vidas.
Habiéndose situado, desde su Canarias natal, en el momento genésico de la reinvención del PSOE que se alumbró en Suresnes (1974), la vida le emplazó a liderar en nuestro archipiélago atlántico que nunca ante fraguó conciencia de comunidad ese formidable proyecto de modernización de España que en su día -más de cuatro décadas- motorizaron Felipe y Alfonso. De ahí que Jerónimo sea genealogía e historia entera del socialismo canario: impronta que imprime carácter, perdurable, e insospechado en la extensión de sus rasgos todavía, a día de hoy, más distintivos e intangibles.
Colaboré con Jerónimo durante años intensos, en grandes causas compartidas y ante vicisitudes que, como siempre en política, empiedran de sinsabores hasta los mejores motivos. En todas las estaciones admiramos su templanza y capacidad de distancia frente a las adversidades. Ante situaciones eléctricas -vaya si las pasamos- podía abstraerse con la música, remanso de pasiones tranquilas, antesala del rellano en que reconducir lo que parecía imposible.
En mi memoria personal, las incontables variedades de personas y situaciones que descubrieron en Jerónimo su denominador común describen un hilo conductor de reconocimiento y afecto de corazón que hilvana, componiéndolo todo, un compromiso vital tan extenso y prolongado con su tierra, con lo público y con la ciudadanía a la que representó en todas las instancias pensables: Presidente de Canarias, ministro del Gobierno de España, alcalde de su ciudad, diputado del Común...
Hace mucho que Jerónimo había entrado por su pie en la nómina de grandes de esa república ideal de servidores aureolados por su hoja de servicios, en la política, en las arte. En Canarias y en España se le recordará no solamente por ella, sino por su afabilidad, su accesible y pertinaz disposición a la escucha, al contraste, a la polémica y al magisterio sin jactancia ni sombra de afectación. Tributo a la vida y ejemplos de Jerónimo Saavedra (1936/2023), amigo al que echaremos de menos el resto de nuestras vidas.
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