Ay, la izquierda y su empeño en inmolarse continuamente. Como si de un retorcido juego se tratase, por mucho que pasen los años y por ... muchos partidos que se registren, la izquierda parece disfrutar devorando a sus compañeros ideológicos antes que a sus adversarios políticos conservadores.
El último show de Sumar y Podemos es un claro ejemplo de esto, aunque hay muchos más. Recordemos aquellos inicios pletóricos de Pablo Iglesias, cuando era mucho más agresivo con el PSOE que con el PP, o la trayectoria política de la ya desaparecida Izquierda Unida, si es que alguna vez existió. Normalmente el comunismo odia al socialismo, y el socialismo detesta al comunismo, aunque también hay que sumar ahí movimientos ecologistas, animalistas, salchichistas, melancolistas y cualquier disparate que se les ocurra.
Otro ejemplo a nivel local lo estamos viendo desde el 28M en La Laguna, donde el nuevo concursante estrella de un reality televisivo, el exdirigente de Podemos Alberto Rodríguez, no ha parado de poner piedras en el camino, como estaba previsto, para que el pacto que suman las fuerzas de izquierdas allí sea lo más difícil posible para Luis Yeray, que no para de escuchar peticiones del concursante para los próximos cuatro años, como si su partido hubiera sacado más de dos concejales, que fue lo que logró.
Alberto Rodríguez es un gran ejemplo del sectarismo que habita en la izquierda, conmigo o contra mí. Y el concejal de Sí Se Puede Unidas Podemos Yo Sí Que Valgo Arriba D' Ellos y muchas cosas más, Rubens Ascanio, sudando porque peligra el chollo. Así son los pactos, tan interesantes como penosos.
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