Las víctimas, lo primero
Las víctimas de Valencia son lo primero. Es una obviedad, pero vivimos tiempos en los que hay que insistir en lo obvio. Porque es inconcebible ... que cuando todavía quedan muertos por encontrar, o cuando aún hay cientos o miles de personas sin servicios básicos garantizados, el escenario de pesadilla en que quedó convertida parte de la provincia valenciana se haya convertido en tatami para la disputa política más ruin y encarnizada.
Es cierto que se han cometido errores, unos por negligencia y otros por incompetencia. Y es cierto también que hay gestores que habrán de asumir responsabilidades, tanto en la Generalitat como en el Gobierno central. Pero insisto, todo eso debe venir después, una vez se dé sepultura a las más de 200 víctimas mortales y una vez también los municipios afectados recuperen, aunque sea solo de forma parcial, una parte de su normalidad.
Esto de lanzarse ahora las culpas es tan inoportuno como la visita de los Reyes, Pedro Sánchez y Carlos Mazón a la zona cero, un despropósito que solo contribuyó a indignar aún más a los damnificados, al pueblo de a pie, y que, de paso, proporcionó un inmejorable plató a los cachorros del fascismo.
El problema de fondo, insisto en mi argumento de siempre, está en que ya no se respetan las instituciones y que estas son manoseadas por los partidos para instrumentalizarlas en sus batallitas. En momentos tan catastróficos como este este tipo de prácticas se antojan una falta de respeto.
Como ha sido una falta de respeto la actitud de algunos medios de comunicación y, en concreto, de algunos programas televisivos, reducidos a vulgares divulgadores de bulos y cuentajos.
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