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El funambulista

DEL DIRECTOR ·

Torres se calló y llevó en silencio la purgación de encontrar una salida

Martes, 9 de marzo 2021, 06:39

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En diciembre del pasado año, cuando se anunció el retorno de Santiago Pérez a las filas del Partido Socialista, escribí en esta misma esquina que podía imaginar la cara de sorpresa que se le pusieron a algunos dirigentes de Coalición Canaria (CC), pues les mencionas el nombre del concejal lagunero y les entra un sarpullido. Ya se sabe: Pérez descubrió el caso de Las Teresitas, fue uno de los denunciantes del caso Grúas, también lo es del caso Reparos, y Pérez participó en el pacto que hizo posible desalojar a los nacionalistas del poder en el Ayuntamiento de La Laguna... de manera que es comprensible que tengan pesadillas con él.

Luego supimos que el PSOE lagunero y posteriormente el tinerfeño lo proponían para ser senador autonómico y ahí es donde el sarpullido derivó en convulsiones. Y pasó lo que pasó: se articuló una ofensiva por tierra, mar y aire contra su idoneidad como senador. Ofensiva acompañada de aspavientos de algún miembro de la Mesa del Parlamento cuando se le dijo que la candidatura podría llegar para su tramitación en breve.

En medio de esa campaña contra Pérez, apareció la operación para desalojar a Blas Acosta y algunos entendieron que nada mejor que utilizarlo. Y así fue: no es que Acosta les pareciera mejor candidato, sino que venía bien para montar más jaleo. Como siempre suele suceder en el PSOE, hubo algunos dirigentes que se sumaron a la estrategia de CC (y Cia) con gusto: unos porque siguen pensando que los socialistas deben reconciliarse con CC y otros porque sencillamente querían ponerle la zancadilla al secretario general del partido en las islas y presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres. ¿Y qué hizo Torres? Para empezar, se calló y llevó en silencio la purgación de encontrar una salida que fuera en la línea de lo que lleva haciendo desde que asumió ambos cargos: cerrar heridas y articular equilibrios que a veces parecen imposible, pero lo cierto es que ahí sigue el funambulista en lo alto del alto alambre.

En esta ocasión, Torres asume el desgaste de llevar al Gobierno a un político para el que la Fiscalía pide varios años de cárcel. ¿Había otra salida? Pues igual sí, pero son los que desde dentro del PSOE se prestaron a la estrategia de CC quienes probablemente lo hayan embrollado todo tanto que no era fácil salir sin pagar algún peaje. Y ese coste cae del lado de Torres, que se sacrifica para contentar a casi todos y para que, de paso, el PSOE tenga más garra en el Senado, ese terreno donde parece que solo viven Fernando Clavijo, Asier Antona y Sergio Ramos.

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