Uno menos
Anas Jamal Mahmoud al-Sharif, más conocido por Anas al-Sharif, ya no aparecerá en pantalla. O sí. Pero lo hará con imágenes de archivo, ... porque ha muerto víctima de un ataque de Israel que se llevó también por delante a varios compañeros periodistas que conformaban su equipo.
Estamos hablando de uno de los reporteros que lleva años en Gaza contando lo que allí sucede y que lo hacía ante las cámaras de la cadena Al Jazzera. Y estamos hablando de uno de los emporios televisivos de referencia no solo en el mundo árabe sino en todo el planeta, algo así como la BBC para una parte importante del mundo. Una cadena que tuvo en sus orígenes al Estado catarí, como también la BBC tiene al Reino Unido o RTVE a España... lo digo porque a veces nos indignamos con unas cosas y no nos miramos en el espejo.
Según el Gobierno de Israel, Anas al-Sharif era un terrorista de Hamás. Como está muerto, no habrá juicio que lo corrobore, de manera que estamos ante un callejón sin salida: las acusaciones de un lado y el silencio del otro. En todo caso, uno se pregunta si no había otra manera de hacer justicia con un terrorista: para empezar, se le podía haber denunciado internacionalmente, pero eso conllevaría que Israel aceptase también que los suyos, empezando por Netanyahu, se pudiesen someter a un sistema penal transfronterizo y ahí ya tropezamos con un obstáculo insalvable a día de hoy. Pero incluso dando por buena la acusación de Israel, parece bastante desproporcionado bombardear, para hacer justicia, la tienda de campaña junto a un hospital en la que pernoctaban el reportero y su equipo.
Sí sabemos que Anas al-Sharif nació en un campamento de refugiados de Gaza y que su padre murió en un bombardeo porque su frágil estado de salud le impidió salir de allí a tiempo. Con ese historial a cuestas, es comprensible que Anas al-Sharif no fuese precisamente un palmero del Gobierno de Israel, pero para que podamos asignarle a alguien la etiqueta de terrorista y dar por buena su ejecución sin juicio previo hay que atravesar muchos puentes del derecho con los ojos vendados.
Con la muerte de Anas al-Sharif y sus compañeros se apaga una cámara más. Ahora que Netanyahu tiene planes para la ocupación de Gaza, supongo que cuantos menos ojos haya en la zona y menos voces dispuestas a contar lo que ven, mejor para los estrategas. Por eso mismo habrá que seguir escribiendo de esto. Incluso a sabiendas de que hay cierto hartazgo pero el silencio es la victoria de quien abusa.
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