Tres apuntes para cerrar la semana
Piqué confirmó que se podía ser catalanista y conservador
Murió el exministro Piqué. El que fuera ministro con José María Aznar representó en su día una de las caras más moderadas y al mismo ... tiempo innovadoras del bloque conservador español. Josep Piqué confirmó además que se podía ser catalanista y no por ello estar peleado con una ideología de derechas. Trabajó, eso sí, por llevar al centro al PP y en gran medida lo consiguió. De hecho, por algo se ganó el reconocimiento de propios y extraños, como se pudo comprobar al llegar la noticia de su fallecimiento. Alberto Núñez Feijóo lo había repescado precisamente en ese intento del PP actual por alejarse (al menos en imagen) de Vox, pero apenas tuvo tiempo de ayudar en esa operación, porque su vida ya tocaba a su fin. En un país que tiene que recolocarse en materia de política internacional, sobre todo en esta UE sin liderazgos claros y algo desnortada tras el 'brexit', gentes como Piqué se echan de menos.
Tocando en la puerta de China. Hablando de política internacional, son significativos los movimientos de Europa con China. Justo cuando más recelos hay entre Washington y Pekín, mayores son los esfuerzos de las cancillerías europeas por tender puentes con China. Y también los llamamientos para que haga de interlocutor con Vladimir Putin y lo convenza para un acuerdo de paz que ponga fin a la guerra en Ucrania. China se ha consolidado como un actor clave en la política internacional porque su poderío económico es incuestionable, con el añadido de que sigue expandiéndose por África y América tras haberlo hecho ya en Europa y el resto de Asia. En estos días es Macron quien intenta estrechar lazos con Pekín, quizás en un intento también por erigirse en el nuevo líder europeo tras la retirada de Merkel.
De vuelta a La Mareta. Pedro Sánchez está de nuevo en Lanzarote de vacaciones. Se agradece su querencia por la isla pero se agradecería todavía más si se dejase ver como un turista, máxime cuando hablamos de un destino cuya economía gira precisamente en torno a esa actividad. Una cosa son los protocolos de seguridad y otra diferente el enclaustramiento o el empeño en mantener un aislamiento más propio de un monje de clausura. Y si algo se ha vuelto en contra del propio Sánchez como líder político es esa tendencia a alejarse de esa ciudadanía a la que en mayo, a la vuelta de la esquina, su partido le pedirá el apoyo para gobernar en las instituciones más cercanas.
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