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Me pregunto qué pasaría si en España llega un guionista con un proyecto para hacer una serie televisiva sobre el ascenso al poder de Francisco ... Franco. A día de hoy, sospecho que tendría serias dificultades para que el guion fuese filmado, seguramente porque los productores tendrían dudas sobre qué televisión o qué plataforma audiovisual estaría dispuesta a comprar los derechos.
La pregunta me la hago mientras llevo vistos dos episodios de 'M, el hijo del siglo', la serie que cuenta la progresión de Mussolini desde ser un charlatán hasta ostentar el máximo poder en Italia. Cuentan las crónicas que en el país mediterráneo ha habido voces molestas, esas que coinciden con el entorno de la primera ministra Meloni, con el contenido de la serie y lo entiendo perfectamente. Ya en el arranque, mientras vemos las imágenes de Mussolini y su pareja colgados por los pies tras ser ajusticiados y sus cuerpos masacrados por las masas, una voz en off que sería la del propio Duce advierte al espectador que, pese a haberlo matado, él sigue habitando entre los italianos.
'M, el hijo del siglo' es una serie de impacto y que busca precisamente eso: golpear al que la ve. Al inicio de cada episodio, un mensaje advierte al público de que el uso de algunas imágenes puede afectar a los espectadores fotosensibles. Les faltó añadir que las imágenes de la violencia y en general todo lo que se ve y se cuenta -en especial lo que se oye- también herirá la sensibilidad de la audiencia. Pero es una herida necesaria:si no se cuenta lo que pasó, la desmemoria es la mejor invitación a que se repitan esos episodios.
Como sucediera con Hitler en Alemania, Mussolini no fue un paracaidista que un buen día llegó al poder en Italia. Fue el resultado de una serie de circunstancias prolongadas en el tiempo, que enlazan en ambos casos con el desenlace de la Primera Guerra Mundial y el fin de ciclo de lo que en su día fueron sendos imperios. En ese contexto, los manipuladores campan a sus anchas y Mussolini lo era. No existían entonces las redes sociales y sí los periódicos impresos:por eso tuvo uno, que usó como altavoz de sus ideas.
Desde el punto de vista televisivo, la serie merece la pena. No siempre el director Joe Wright acierta con sus planteamientos bastante excesivos pero en esta ocasión el personaje que retrata encaja como un guante. Y si encima lo encarna un actor como Luca Marinelli, con los creadores de la adaptación de 'Gomorra' en los guiones, pues lo fácil es lo que ha pasado: una serie recomendable.
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