Cesión tras cesión
El ministro Bolaños se ha convertido en negociador plenipotenciario
Le ha cogido gusto Carles Puigdemont a eso de ser el centro de la política nacional. De la catalana, de la española, de la plurinacional ... o de lo que resulte del pacto que se está cociendo a fuego lento (lentísimo). Este jueves parecía que Junts iba a encender la fumata blanca que anunciase el pacto de investidura, de manera que la presidenta del Congreso, Francina Armengol, pudieran poner fecha al debate de investidura. Pero tras varias horas de reunión, Junts prolongó la agonía.
Es evidente que quien tiene el mango de la sartén, está en condiciones de apurar la negociación y conseguir algún rédito más. Salvo sorpresa mayúscula, a eso estará jugando Carles Puigdemont, porque los votos de Junts son decisivos, con el añadido de que el PSOE quiere una investidura rápida, esto es, con mayoría absoluta en la primera votación. Por eso mismo, cada hora que Junts deje pasar sin confirmar su 'sí', es una hora que gana para colocar sobre mesa alguna exigencia más y esperar a que Sánchez pase por el aro.
Mientras, ERC ya selló su acuerdo con el ministro Bolaños, convertido en negociador plenipotenciario. Los independentistas se mostraban ayer satisfechos de haber amarrado la amnistía, conseguir las competencias en los trenes de cercanía y un buen acuerdo para la reducción de la deuda catalana con el Estado. También es cierto que ERC no está en condiciones de pedir mucho más, pues la gobernabilidad de Cataluña es a día de hoy más inestable que un flan y los socialistas han tenido que echar más de un balón de oxígeno y un salvavidas al 'president' Aragonés.
Queda también el sí del Partido Nacionalista Vasco, que está enclaustrado y mudo. Ese silencio suena a negociación intensa con los socialistas, un diálogo que tendría como grandes escollos algunas transferencias y las críticas del PNV a políticas que todos atribuyen a Yolanda Díaz y Sumar, como la continuidad de los impuestos a la banca y a las empresas energéticas. Pero el sí del PNV se da por descontado: ¿se imagina alguien a ese partido boicoteando ahora la investidura y poniéndole en bandeja a Bildu un éxito electoral en los próximos comicios en el País Vasco?
Con todos esos ingredientes en la coctelera, seguramente la noche fue larga para los socialistas. Su ansia de investidura les obliga a seguir amontonando cesiones en favor de Puigdemont. A este paso, acabaremos viendo a Sánchez promoviendo ante el Vaticano la canonización del prófugo...
¿Ya estás registrado/a? Inicia sesión