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Del director

Los 'boteros', huérfanos

El artista fue de los pocos que consiguió que todos identificaran sus obras

Francisco Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 15 de septiembre 2023, 22:30

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Colombia llora la muerte de Fernando Botero, uno de sus creadores de mayor proyección internacional. Quizás haya sido, junto con Gabriel García Márquez, uno de los grandes embajadores de la cultura colombiana en todo el mundo

La huella de Botero seguramente pervivirá mucho tiempo. En una época donde el realismo en pintura cotizaba a la baja, Botero supo crear un mundo artístico propio y lo hizo con un estilo que el espectador asocia casi sin margen de error al autor. Los que no somos entendidos en arte pero nos gusta podremos confundir un cuadro de Velázquez con uno de Alonso Cano, o un Goya con un Bayeu, pero es difícil equivocarse con una obra de Botero. Es más o menos lo que sucede con casos excepcionales de la talla de El Bosco, Van Gogh, Cezanne, Caravaggio, Serrault, Klimt y unos pocos más.

Influido por el arte italiano previo al Renacimiento, Botero deja una galería de obras cuyos personajes parecen todos emparentados. Sus voluminosas figuras han dado pie a algo tan singular como una denominación propia, los 'boteros', y eso es algo que muy pocos logran conseguir, pues supone combinar el mérito artístico con la popularidad.

Cuando se nace en Medellín y se es testigo de la violencia extrema, es lógico que ésta aparezca también en la obra del artista. Tanto para retratar el lado menos amable de su Colombia natal como las barbaridades cometidas en el penal de Abu Ghraib. En ambos casos, Botero no renunció a su estilo y logró que el espectador dejase de ver a 'gorditos' para quedarse con lo que se retrataba: la condena de actos brutales y la violencia sin sentido y sin justificación posible.

Más allá de sus méritos artísticos, Botero tuvo una vida digamos que peculiar. En la que incluso tuvo que hacer frente a desgracias como la muerte de un hijo pequeño en un accidente en el que él también sufrió graves lesiones. Se sobrepuso, no sin antes trasladar a algunos cuadros esos episodios, y utilizó los pinceles como forma de terapia.

Ahora que ha fallecido, solo espero que el Ayuntamiento de Madrid tenga a bien cambiar de ubicación su escultura 'Mujer con espejo'. Una obra de Botero, el artista que tanto aprendió visitando el Museo Del Prado, quizás tenga mejor emplazamiento precisamente en el exterior de la pinacoteca y no entre la marea de coches que baja por la calle Génova para desembocar junto a la plaza de Colón.

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