100 minutos viendo dos Españas

Como muestra, un botón: había que hablar de economía, y se acababa de hablando de Vox, de Bildu y de Erc; había que hablar de violencia machista, y de nuevo de vuelta a Erc, Bildu y Vox;había que debatir de políticas sanitarias, y acababa saliendo a relucir la matanza terrorista de 2004; se les pedían medidas concretas en materia de vivienda, y se remontaban al rescate de la banca y quién fue culpable del desaguisado de las cajas de ahorro...

Puestos a afinar, digamos que el espectador puede sacar una conclusión clara: los dos principales aspirantes a la Presidencia del Gobierno de España están convencidos de que el otro miente, tergiversa y no es de fiar. Con esos mimbres no parece fácil aparcar el tono bronco del último año y medio en la legislatura, con el Congreso convertido también en el plató de 'Sálvame'... con lo que ha costado que Telecinco se cargue el programita de marras, para que ahora los líderes políticos muten en Matamoros y Belén Esteban con corbata.

Dicho eso de ambos, los clásicos pensamos que quien es todavía presidente debería haber adoptado un tono más institucional: que eso se viera más en el aspirante no creo que beneficie a Sánchez. A lo mejor el inquilino de Moncloa pensaba que el plató era el pleno del Senado, donde los tiempos siempre han jugado a su favor y el formato de debates con Núñez Feijóo convertía al dirigente popular en un boxeador arrinconado en una esquina del cuadrilátero casi desde que sonaba la campana inicial.

En cuanto a Núñez Feijóo, le faltó algo de agilidad ante el dardo envenenado de Sánchez sobre sus ingresos y la mención endemoniada a sus viajes por mar... Pero visto el resultado final, hizo bien Núñez Feijóo en no entrar al trapo y la prueba de ello es que Sánchez optó por no hurgar más en esa herida.

Pd: mientras estos dos señores se peleaban hora y media en Atresmedia, Salvamento seguía buscando un cayuco con 200 personas a bordo en aguas próximas a Canarias. De eso, ni una palabra. ¡Ah, sí!, es verdad que hubo menciones a Marruecos y al Sáhara, pero tampoco sacamos nada en claro: Sánchez continúa sin explicar el giro que dio en relación al contencioso saharaui, mientras que Núñez Feijóo se cuidó mucho en aclarar si dará marcha atrás, con el riesgo de que Rabat se enfade y lo paguemos los que estamos en este rincón del Atlántico.