El pulso insular
La política canaria se ha insularizado. No es casualidad. Y Antonio Morales es el único capaz de irritar a Tenerife, a CC en esa isla y, por lo tanto, también a Fernando Clavijo. Porque Carlos Alonso es, en suma, Clavijo; ¿o será al revés? ¿Acaso nos hemos olvidado de cuando Alonso ejercía, a efectos prácticos, de portavoz del Ejecutivo regional en aras de aburrir a los consejeros socialistas? Era la teoría clásica del supuesto poli bueno (Clavijo) y del aparente poli malo (Alonso). Es decir, Alonso decía lo que Clavijo y CC pensaban pero no podía ponerse en boca del jefe del Ejecutivo por aquello del decoro. El único que ha aguado la fiesta a CC es Morales; no esperaban que desde el Cabildo de Gran Canaria se cuestionara al Gabinete de Clavijo. E intuyen en Tenerife que el liderazgo de Morales en Gran Canaria va para largo por lo que temen un serio contrapeso que eche por tierra la fórmula de ATI y sus satélites; otro cantar es Casimiro Curbelo que con ASG ha descubierto que puede ser dueño y señor de las aritméticas parlamentarias posibles amén de sus tres escaños.
Ya hay quien piensa en los pactos a suscribir en 2019. Especialmente CC que lleva en el poder desde 1993 y, otra vez, no piensa despojarse de la Presidencia. Pero con Morales nuevamente en el Cabildo y con NC ya consolidada es igual el socio de CC en el ámbito regional que tendrá una voz en contra desde Gran Canaria. Dicho en plata, esto sí es una novedad. Porque los máximos dirigentes del Cabildo pertenecían a siglas que aspiraban a entenderse de una u otra forma con CC tanto en la Cámara regional como en Madrid. Pero Morales está libre de hipotecas. No tiene deudas que le inviten a rebajar el tono ante Clavijo y Alonso. Y en el Cabildo de Tenerife perciben un igual que no está dispuesto a tragar con repartos al antojo del criterio de ATI.
Con el presupuesto está pasando algo similar que con el sistema electoral: cómo las mal llamadas islas menores salen mejor paradas. No se tiene en cuenta el criterio poblacional. Eso a principios de la construcción autonómica tendría sentido. Pero Canarias ha variado mucho, ha progresado y basta con mirar algunas infraestructuras por ejemplo en La Palma o Fuerteventura que, sin duda, merecen. Pero hay claves que deben cambiar. Otra cosa es que CC lo asuma, que no lo hace porque (como sucede con la normativa electoral) no le interesa. Y esta realidad es la que, en el fondo, subyace en la denuncia y en el discurso de Morales.