Sobran razones para votar
El Ejecutivo que se conforme tras este 23-J debe aclarar con urgencia el escenario económico y fiscal. Lo esperan las autonomías y también Bruselas
Tras una campaña electoral marcada por la polarización, el cruce de reproches y la ausencia de debates en profundidad sobre las políticas aplicadas en la ... legislatura vencida y las que se ofrecen para el nuevo mandato, hoy toman la palabra los votantes. En democracia, la abstención es un derecho incuestionable, como también lo es que la participación en los comicios refleja un compromiso ciudadano que merece el mayor de los aplausos. Invitamos, por ello, a participar hoy en la cita con las urnas, en una jornada que se presenta marcada por la incertidumbre del resultado y la relevancia del ciclo político que se abre.
Las razones para votar son muchas pero se resumen en dos: 1) el veredicto de los ciudadanos sobre la gestión realizada por el Gobierno que se conformó tras los comicios de noviembre de 2019 y 2) la importancia de las decisiones que hay que tomar en la legislatura que comienza. Ambos factores son válidos tanto si los comicios se hubiesen celebrado a finales de año, cuando se vencía el mandato de 2019, o ante la decisión del presidente Pedro Sánchez de adelantar la cita electoral. Respecto al primero, conviene recordar que ha sido una legislatura marcada por la pandemia, que obligó a tomar medidas históricas como un largo confinamiento, y el impacto de la guerra de Ucrania en la economía y en el conjunto de la política internacional.
Respecto al ciclo que se abre, llega condicionado en gran medida por el resultado de las elecciones autonómicas y locales del 28 de mayo, que precipitaron a su vez este adelanto de las generales. El nuevo mapa político regional y local justifica que el ciudadano determine si las Cortes también se adecúan a ese escenario, lo que conllevaría un cambio de Gobierno. Además, el Ejecutivo que se conforme tras este 23-J debe aclarar con urgencia el escenario económico y fiscal, pues tanto los gobiernos autonómicos como el propio Estado y los ayuntamientos comienzan a preparar los presupuestos de 2024 y precisan conocer las reglas del juego en materia de gasto. Y todo ello en un momento en que España preside la Unión Europea, que espera a su vez que Madrid confirme qué ajustes hará para seguir recibiendo los fondos comunitarios comprometidos.
En el caso de Canarias, es preciso subrayar que los quince diputados y los once senadores que hoy se eligen no deben conformarse con sentarse en sus escaños para cumplir las órdenes de sus respectivos jefes de grupo sobre qué votar en cada sesión plenaria. En las papeletas que este domingo encontrarán los electores en las islas no están los nombres de Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo, Santiago Abascal o Yolanda Díaz, sino de hombres y mujeres que asumen el compromiso de representar -y por tanto defender- a sus respectivas circunscripciones -provinciales al Congreso e insulares al Senado-.
Si relevante es el nuevo ciclo político nacional, no menos lo es para Canarias y eso afecta a las decisiones que tome el Ejecutivo que se conforme tras estas elecciones. En ese sentido, la propia presidencia española de la UE debe servir para consolidar la defensa de las singularidades de las regiones ultraperiféricas en el contexto comunitario, a lo que se une la necesidad de saber con claridad cuál es el marco de relaciones entre España y Marruecos y qué consecuencias tiene para Canarias.
Sobran, por tanto, los argumentos para ejercer hoy el derecho al voto. Y sobran también los argumentos para reclamar que, gane quien gane y sean cuáles sean los posibles pactos, se entierre la confrontación y se abra un tiempo de diálogo y búsqueda de consensos. Un país difícilmente progresa cuando hace de la trinchera un estilo de gobierno y de oposición.
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