Querido diario: Empiezo a dudar. Cada día hay más personas vacunadas, nuevas vacunas y hasta los niños se están vacunando. Puede ser que estemos equivocados y realmente el virus no sea un engaño. Tanto esfuerzo creando juegos de palabras como plandemia, coronatimo o cacacuna para nada, con el esfuerzo que eso nos ha llevado. Me pregunto a diario qué será de nosotros cuando todo esto acabe. Gracias a este supuesto virus he hecho nuevos amiguitos, con intereses comunes, con una lucha común, y todo eso se puede ir al traste. Y lo que es peor, muchos de los que antes opinaban lo mismo que nosotros ya se han ido por el lado de la ciencia y nos han abandonado, ¿a quién se le ocurre?
¡Ay! querido diario, esto es muy duro. Tantas horas invertidas en crear perfiles falsos en redes para insultar a los estúpidos e ignorantes que se vacunan, y ahora resulta que la gente se sigue poniendo ese veneno.
En ocasiones, querido diario, veo vacunas. Por todos lados. Por la noche, al irme a la cama, nada más cerrar los ojos, viene a mi mente una cola enorme de gente esperando para vacunarse y ya no puedo dormir en toda la noche. Es muy difícil estar en el lado de la verdad, aunque ya seamos menos. Ya solo nos reímos cuando amenazamos a alguien detrás de un perfil falso, pero nos bloquean rápidamente y la felicidad es efímera.
Sigo dudando querido diario. ¿Y si me vacuno, qué pasa? ¿Debería hacerle caso a los científicos y no a los foros de internet que dicen que la vacuna es caca?
Qué triste me siento. Vuelvo a la cama, a ver si hoy no tengo pesadillas.