César y la Fundación
El triángulo ·
«Para ser mejores en el futuro, conviene sacar provecho de los aciertos del pasado y ser crítico con los errores»Tuve la suerte a mitad de semana de compartir una tarde de sobremesa con buenos colegas con años de trayectoria en Lanzarote. Recordamos anécdotas de tiempos remotos, valoramos con perspectiva nuestra isla y nos atrevimos a realizar vaticinios sobre qué legado dejaremos a los tengan que hacer frente a nuestras jubilaciones, escasas me temo. Intenso fue el debate cuando expusimos puntos de vistas sobre urbanismo, peso del turismo y modelos de desarrollo. La intensidad en parte vino dada por la intención de un servidor de valorar pasado, presente y futuro de la Fundación César Manrique (FCM).
Hubo quien consideró que en 2022 aún pena la entidad el haber estado en primera línea, años y años, en la batalla por la preservación del territorio. Y en parte compartí la apreciación. Con sentencias ganadas y valor en firme, con los magistrados ratificando que se hicieron construcciones sin licencia en espacios turísticos, apenas si se han notado las consecuencias. La política de hechos consumados ha primado sobre los principios legales.
Y hubo quien dio por buena la estampa de perfil bajo, ajena en lo posible a derivaciones políticas, sociales y empresariales. El centenario de César abrió heridas profundas en una isla donde alcanzar consenso en cuestiones generales se ha convertido en una entelequia.
Y así estamos, a poco de 2023, año que se antoja crucial al tiempo de ver qué Lanzarote queremos y con qué fundamentos. La Fundación, organismo privado, está en su perfecto derecho de abordar los debates que surjan desde una posición conservadora, faltaría más. De ser así, para el recuerdo quedará que muchos fuimos los que tuvimos en la entidad una referencia. Para ser mejores en el futuro, conviene sacar provecho de los aciertos del pasado y ser crítico con los errores. O al menos así se daba a entender.