Y ahora, cárcel doble

Porque la pregunta es inevitable: ¿se imaginan cómo habría reaccionado CC de Tenerife si fuesen los hoteles de Santa Cruz de Tenerife siguieran albergando a inmigrantes, se produjesen problemas de seguridad y desde Gran Canaria el presidente del Cabildo, Antonio Morales, hubiese dicho que no era de recibo sacarlos de allí para traerlos a esta isla? Pues tres cuartos de lo mismo.

Por lo que se ve, en CC hay gente empeñada en que Gran Canaria sea la gran isla-cárcel de la inmigración irregular. Y además cárcel por partida doble: porque lo ordena el Gobierno central y porque el resto de islas no quieren echar una mano en la labor solidaria.

Vaya por delante que la solución no es que haya ocho islas-cárcel. Ni una ni todas. Diseminar el problema no es una salida viable. No hay más que ver a escala insular: se está repartiendo a los inmigrantes por varios campamentos improvisados en Gran Canaria y los incidentes se suceden, con el problema añadido de que las fuerzas de seguridad no dan abasto para atenderlos. Y que conste que lo advirtieron con antelación a la Delegación del Gobierno, pero ya se sabe que en ese edificio solo están para cumplir los deseos de algún ministro insensible con la realidad insular, como si lo hubiesen nombrado para hacer méritos ante la Comisión Europea.

Ya puestos, a lo mejor CC tendría que haber propuesto que los inmigrantes que van a salir de Gran Canaria a Tenerife sean desviados a La Palma. No por fastidiar a los palmeros, sino para que el delegado del Gobierno, Anselmo Pestana, natural de aquella isla, tenga que dar la cara ante sus vecinos, a ver si así se da cuenta del polvorín que está contribuyendo a crear.

Por lo demás, un apunte sobre el congreso insular de CC en Gran Canaria: Pablo Rodríguez tiene la oportunidad de dejar claro que los asuntos de esta isla se cocinan aquí. Que ya son mayores de edad.