Avenida marítima
Del director ·
Lo único que se hizo fue colocar una valla cortando el pasoDefinitivamente, la avenida marítima de la capital grancanaria está maldita. Eso como si alguien hubiese determinado que la vía de entrada y salida de la ciudad no merece atención, de manera que si hay un problema estructural, pues se deja que se deteriore, se enquiste y se gangrene. Pero sucede que, a diferencia con esa patología médica, no hay manera de coger el bisturí y cortar para extirpar el problema: es una arteria clave para la ciudad y también para isla, con el añadido de que es lo primero que ve el visitante que llega a Las Palmas de Gran Canaria y la última impresión que deja atrás cuando va camino del aeropuerto.
El Partido Popular ofreció el pasado martes una rueda de prensa para dar su valoración política sobre lo que ocurre con el socavón en las proximidades de San Cristóbal. Sinceramente ya lo de menos creo que es si Augusto Hidalgo lo sabía, si el asunto estaba en manos de Sebastián Franquis (Obras Públicas tiene competencias), si en el Cabildo por el mantenimiento de la autovía, si en Estado por la vertiente relativa a las competencias en costas, o si hasta el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tiene que pronunciarse al respecto. Lo evidente, lo manifiesto y lo sangrante es que estamos hablando de un problema que se ha ido alargando en el tiempo por el desacuerdo entre administraciones que, para más inri, están gobernadas por los mismos partidos. Lo único que se hizo fue colocar una valla cortando el paso, de manera que quienes transitan a diario por la avenida, ya sea para caminar, correr o pedalear, tienen que cambiar de lado de la autovía -que no es precisamente fácil ni cómodo- o, como hace la inmensa mayoría, jugarse el tipo saltando la verja bordeándola por donde circulan los coches o subiendo al muro.
Hablando de muros, lo de San Cristóbal no es el único ejemplo de la desidia con que se ha abordado el mantenimiento de esa infraestructura urbana. Al fin se ha resuelto la adjudicación para la rehabilitación del muro que da al mar pero el proceso se ralentiza por las trabas del Ayuntamiento, de manera que han seguido pasando las semanas y ahí se perpetúa la mala imagen.
Menos mal que Jennifer Lopez no ha subido a su Instagram un vídeo corriendo por la avenida marítima... claro que si lo hubiese hecho, a lo mejor le habría sacado los colores a los directos responsables del desaguisado. Porque está claro que les da igual que los vecinos de aquí, esos que pagan sus impuestos para que esto no suceda, vean un día sí y otro también esa triste imagen.