Alemania sin Merkel
Del Director ·
Los alemanes tiene claro que buscar acuerdos entre partidos no es síntoma de debilidad
Anoche seguían contando votos en Alemania, donde el complejo sistema electoral no favorece saber de primeras quién gana y con qué margen. Sobre todo si, como sucedió, las diferencias entre los dos primeros partidos en votos no son muchas y también entre los restantes no hay un abismo.
El fin de ciclo de Angela Merkel en la cancillería alemana deja al país en manos de una negociación política que en principio será a tres bandas. La opción de un gran acuerdo entre socialistas y conservadores siempre está sobre la mesa pero parece casi imposible de entrada, en especial porque la última experiencia en ese sentido dejó heridas profundas, en especial en la izquierda.
Pasar del liderazgo casi absoluto -aunque gobernase en coalición- de Merkel a un tripartito supone abrir una era de consensos en la que el canciller será rehén de sus socios, de manera que se acabará esa imagen de un jefe de Gobierno todopoderoso que además es clave en la política europea. Aunque la economía alemana tiene tanto peso en la UE que el país, al margen del gobernante, sí continuará marcando el paso del resto de Europa.
Sea como fuere y suceda lo que suceda en la negociación a varias bandas que se abre ahora, los alemanes -al menos sus actuales dirigentes- ya tiene clara una cosa: la extrema derecha queda fuera de las combinaciones. Se trata una máxima que tuvo a la propia Merkel como una de sus grandes defensores y seguramente nadie cederá un milímetro al respecto -sobre todo no deberían hacerlo los conservadores tras el mal resultado cosechado ayer-. La otra cosa que tienen claro los alemanes es que no pasa nada por conversar con otros partidos y buscar acuerdos: no es un síntoma de debilidad, sino de responsabilidad. Lo pudimos ver anoche mismo, pues resultado del todo ejemplar -y da envidia- esa tradición alemana según la cual los candidatos se sientan en la noche electoral en un plató televisivo a compartir sus valoraciones de los resultados y a avanzar qué piensan hacer para garantizar la gobernabilidad del país. En España ya cuesta que se sienten en un debate previo a la cita con las urnas, de manera que tenemos mucho camino que recorrer en esto de las formas democráticas.
Finalmente, un apunte sobre Merkel: 16 años en el poder no es cosa menor. Venía de la Alemania del Este y consolidó un solo país, que superó la integración, y dio respuestas ejemplares en materia migratoria. Cometió errores, como todos, pero su balance se manifiestamente positivo.
