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¿Se agota la suerte?

Del director ·

Es evidente que incluso salvando hoy la votación, Sánchez tiene un Gobierno roto

Miércoles, 27 de abril 2022, 23:28

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Si no fuera por las cosas que se dicen, la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados podría resultar hasta divertida. Al menos la de ayer. Y es que hubo de todo un poco: Pedro Sánchez tuvo un lapsus y llamó «Abascal» a Gabriel Rufián; el líder de Vox se quedó en blanca y apenas pudo terminar su intervención; el portavoz de ERC sacó ese tono arrabalero que le distingue y definió al PP como «un partido de centro... de centro penitenciario», y después llegó Margarita Robles, que no parece la más idónea para recuperar los puentes con quienes ayudaron a la investidura de Sánchez. Es más, Robles encajaría perfectamente al frente de un comando especial encargado de dinamitar todos los puentes con Unidas Podemos, PNV, ERC y el resto de quienes -se supone- mantienen la mayoría parlamentaria.

Veremos cómo acaba la cosa porque no es la primera vez que Sánchez parece que está al borde del precipicio y finalmente no cae. Ya sucedió con la convalidación de la reforma laboral, con aquel diputado Casero del PP que, con su error, salvó al Gobierno. Ayer se apuntaba la posibilidad de una abstención hoy del PP pero parece que Sánchez superará el trance aceptando tramitar el decreto como proyecto de ley, con lo que se pliega a uno de los requisitos de los populares.

Es evidente que incluso salvando hoy la votación con ese arreglo transitorio, Sánchez tiene un Gobierno roto. Pero es, además, una fractura en muchos trozos. Se puede identificar uno conformado por las ministras Montero y Belarra, con Garzón cada vez más ausente; por otro lado está Yolanda Díaz, que hace todo lo posible para que no se quiebre la alianza, sabedor quizás de que si eso ocurre, no será la candidata de Podemos; y después se atisba con claridad que hay dos PSOE en el Consejo de Ministros, con Félix Bolaños haciendo el papel de hombre bueno y conciliador y con Margarita Robles sacando los cañones y disparando contra todo el que la cuestione.

¿Se acaba la suerte de Sánchez? Lo único claro es que se agota el crédito del Ejecutivo. Con la pandemia todavía entre nosotros y con los estragos de una guerra en el Este que pasa factura a la economía, no es de recibo que en lugar de un Gobierno haya varios. Si ya es lamentable la incapacidad para articular consensos sobre cuestiones de Estado como las que acabo de citar, más aún lo es que los elegidos para tirar del carro de la gobernabilidad den la imagen de capillitas, con sus reinos de taifas casi unipersonales.

Triste, muy triste.

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