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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez interviene durante la sesión de control al Gobierno. EFE/ Juan Carlos Hidalgo
Sánchez, sacudido a izquierda y derecha

Sánchez, sacudido a izquierda y derecha

El presidente del Gobierno se lamenta de que no se reconozca su trabajo mientras oposición y aliados censuran su inacción frente al alza de los precios que asfixia a familias, empresas y trabajadores

Miércoles, 23 de marzo 2022, 10:03

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Pedro Sánchez nunca ha estado tan solo. La sesión de control de este miércoles en el Congreso puso en evidencia hasta qué punto el jefe del Ejecutivo se enfrenta al que probablemente es el momento más crítico de la legislatura. Con idéntico tono de censura y apremio, oposición y aliados parlamentarios recriminaron que no se estén tomando ya medidas para amortiguar el impacto de una inflación agravada por la guerra en Ucrania mientras se acumulan las protestas y manifestaciones de descontento, y cargaron contra el giro dado de manera unilateral a la histórica posición de España en el conflicto del Sáhara Occidental.

El presidente del Gobierno y las vicepresidentas Nadia Calviño y Teresa Ribera se revolvieron, una vez más, contra los ataques, como una víctimas de un trato injusto. El Ejecutivo lleva días aireando su frustración porque no se reconozcan ni los esfuerzos ya realizados -la reducción de los impuestos a la electricidad y de los peajes a la electrointensivas adoptadas el pasado septiembre y prorrogadas recientemente hasta el 30 de junio o el Real Decreto aprobado el pasado diciembre tras una negociación con los transportistas para, entre otras cosas, obligar por contrato a revisar el precio del transporte ante variaciones en el precio del combustible desde el momento de la contratación hasta la realización efectiva del transporte- ni su interés en hacer un plan sustentado en decisiones europeas y no en «parches» nacionales.

El jefe del Ejecutivo enfría la posibilidad de un entendimiento con Feijóo y afirma que «visto lo visto» apenas existe diferencia entre el nuevo líder del PP y Pablo Casado

El martes, en sucesivas comparecencias tras la Junta de Portavoces en la Cámara Baja los socios de la investidura, desde el partido minoritario del Gobierno, Unidas Podemos, a Esquerra, Más País, Compromís o EH-Bildu, ya hicieron llegar su preocupación por la falta de reacción gubernamental ante un escenario que amenaza la economía de familias y trabajadores y que, alertaron, puede acabar llevándose por delante al propio Ejecutivo. Este miércoles algunos de ellos abundaron en la idea con unas críticas que, en lo meramente formal, no distan mucho de las planteadas por el PP, Ciudadanos o Vox pero sí lo hacen en el fondo.

«Militar en la utilidad»

Los aliados habituales del Ejecutivo recelan del «gran acuerdo de país» que defiende Sánchez y alegan que las medidas propuestas por los partidos de la derecha, fundamentalmente rebajas impositivas, no son la solución. Unidas Podemos insiste en «construir un nuevo escudo social» financiado, entre otras cosas, con un impuesto a las grandes eléctricas, y en medidas como congelar alquileres. El líder de Más País, Íñigo Errejón, alegó que es obvio que «cuando se quiere, se puede». «Ha hecho falta un solo mes de guerra -recriminó- para que se hable de incrementar el gasto militar». Y el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, hizo un llamamiento a todas las «izquierdas»: «Tenemos que dejar de militar exclusivamente en la moral y empezar a militar también en la utilidad -dijo-. Hay que topar precios, hay que controlar públicamente a las eléctricas y sobre todo hay que dejar de hablar de impuestos a los pobres y hablar de impuestos a los ricos porque así el partido de los ricos así empezará a sufrir».

El Ejecutivo, rechaza por el momento la nueva tasa a las eléctricas. Y Sánchez se sublevó contra el planteamiento de Rufián. «Su discurso -recriminó- es el que alimenta a la ultraderecha porque no reconoce lo que estamos haciendo». Tampoco parece que el Gobierno esté dispuesto a manejar la situación con un deflactación del IRPF o rebajas impositivas como las que exigen el PP y Cs, pese a haberse comprometido a estudiarlas en la Conferencia de Presidentes celebrada hace dos semanas en La Palma. Pero el presidente evitó decirlo abiertamente.

Lo cierto es que, tras haber abierto una ventana al entendimiento con el líder 'in péctore' de los populares, Alberto Núñez Feijóo, este miércoles dio a entender que lo ve complicado. « Llevan dos años con el mismo argumentario -afeo a la portavoz Cuca Gamarra-; 'España tiene un gran problema que se llama Pedro Sánchez y una gran solución, que es Pablo Casado'. Pero después de dos años con la matraca se deshacen de esa gran solución y la sustituyen por otra. Podemos pensar que a lo mejor Pablo Casado no era tan gran solución y visto lo visto y escuchado lo escuchado lo único que puedo deducir es que esta gran solución es justamente igual que la anterior».

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