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Pedro Sánchez rezuma optimismo. El presidente del Gobierno en funciones aseguró este martes, en una conversación informal con los periodistas que lo acompañan en su viaje a Nueva York para asistir a la Asamblea General de la ONU, que no contempla en absoluto una repetición electoral y que su plan A, su plan B y su plan C es exactamente el mismo: la formación de un Ejecutivo progresista.
La misma jornada en la que el Congreso inició la tramitación exprés de la reforma del reglamento que permitirá el uso del catalán, el gallego y el euskera en pie de igualdad con el castellano -el primer pago de los socialistas a las fuerzas soberanistas a cambio para lograr la mayoría en la Mesa y allanar la negociación de la investidura- Sánchez volvió a mostrarse convencido en su capacidad de articular una mayoría que le permita continuar en la Moncloa.
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El jefe del Ejecutivo evitó en todo caso aclarar cuáles son los pasos que está dispuesto a dar. El líder de ERC, Oriol Junqueras, sostiene que la amnistía ya se pactó en agosto, precisamente cuando el PSOE se amarró el apoyo de las fuerzas independentistas a Francina Armengol como presidenta de la Cámara baja. El Gobierno, en una ambigüedad muy medida, ni confirma ni desmiente ese extremo. Y Sánchez se limitó a asegurar que, cuando llegue el momento, hablará claro y todo el mundo le entenderá.
Ni siquiera quiso confirmar que su exigencia a Junts y ERC vaya a ser el abandono de la vía unilateral, aunque argumentó que según el CIS catalán menos del 10% de la sociedad catalana avala esa fórmula y esgrimió que su responsabilidad es dar respuesta al 90% que quiere pasar página de una situación como la de 2017 que describió como desgarradora.
Sánchez dejó claro además que no le inquietan lo más mínimo las críticas de históricos socialistas a una fórmula que borre los delitos del procés y alegó que está haciendo exactamente lo mismo que hicieron en su día Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, modernizar al PSOE, adecuándolo a la sociedad del siglo XXI, y hacer avanzar el país.
Así, dio por sentado que el grueso del partido y de la militancia respaldan su posición, que el grueso de electorado progresista desea que haga lo necesario para continuar el proyecto puesto en macha esa legislatura y que cuando los órganos socialistas tengan que hablar lo harán de manera rotunda para avalarlo.
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